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“Hay que generar políticas que fortalezcan las ventajas comparativas y las transformen en ventajas competitivas”

Entrevista con el Ing. Agr. Gabriel Capurro, productor ganadero en Durazno, expresidente de la Asociación Rural del Uruguay y exgerente del Secretariado Uruguayo de la Lana. 

 

¿Cómo analiza el momento de la ganadería en términos productivos y del negocio?

La ganadería vacuna ha tenido en los últimos años una evolución muy positiva desde el punto de vista productivo, con varios indicadores que han venido mejorando en forma constante; porcentaje de preñez y destete, edad de faena y kilos de carne por hectárea, manteniendo una dotación por hectárea casi constante.

En el caso de los ovinos, más recientemente se han mejorado los porcentajes de preñez y destete y, por lo tanto, la producción de carne por unidad ovina. Y se ha afinado la lana, en un proceso que ya viene de varios años. Pero la dotación ovina ha descendido en forma notoria.

Los precios de la carne a nivel internacional tuvieron un incremento importante y se trasladaron al mercado interno, lo cual permitió obtener márgenes que justificaron las inversiones necesarias para lograr los incrementos de productividad mencionados.

En el caso de la lana, es notoria la cada vez mayor diferenciación en el precio de las lanas finas con respecto a las lanas más gruesas.

Por otro lado, es notorio el incremento de costos a nivel productivo, así como la inflación en dólares que se está produciendo en el país, lo cual puede transformarse en un problema si el descenso de precios de los productos que se está dando se mantiene o se profundiza.

En síntesis, el negocio ganadero ha pasado por un muy buen momento, apuntalado en el aumento de los precios internacionales de los productos, que se dio en los últimos años, lo cual parecería que se está revirtiendo y habrá que ver cómo evolucionan los precios y los costos de producción.

¿Nota una evolución tecnológica en el rubro?

Sí, notoriamente la mejora de precios impulsó inversiones en diversas tecnologías, que permitieron los incrementos de productividad mencionados.

Esto incluyó la implantación de pasturas, divisiones y agua en las parcelas, para lograr mejoras en la utilización de pasturas, uso de concentrados en diversas categorías y momentos del año, destete precoz, tecnologías reproductivas y también en el área de mejoramiento genético de los ganados.

¿Cuáles son las principales fortalezas de la ganadería uruguaya?

El Uruguay es un país joven si lo miramos desde una perspectiva histórica, con solo 200 años de vida independiente. A pesar de ello, ha construido una ganadería sólida, en armonía con el ambiente, logrando niveles de producción sostenibles en el tiempo y manteniendo los recursos naturales para las futuras generaciones.

Lo anterior, sumado a un clima privilegiado, nos da ventajas comparativas importantes para la producción ganadera que además se apoya en una institucionalidad público-privada importante: Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, Instituto Plan Agropecuario, Secretariado Uruguayo de la Lana y técnicos reconocidos a nivel interno e internacional.

¿Qué amenazas y oportunidades visualiza?

La principal amenaza a lo largo de nuestra historia ha sido la falta de comprensión y entendimiento del sector, lo cual condujo en no pocas oportunidades a anular las ventajas comparativas de nuestra producción ganadera y a su estancamiento.

No alcanza con tener ventajas comparativas para que la producción crezca. Para lograr procesos de crecimiento y desarrollo sostenibles en el tiempo en la ganadería hay que generar políticas que fortalezcan las ventajas comparativas y las transformen en ventajas competitivas. 

La principales amenazas en la coyuntura actual son: las posibilidades de una  tercera primavera con falta de aguas y el descenso de precios de los productos, lo que sumado a los altos costos de producción y a la inflación en dólares de nuestro país nos  puede conducir nuevamente a perder competitividad y anular nuestras ventajas comparativas para la producción ganadera.

Las oportunidades, desde nuestro punto de vista, pasan por fortalecer las ventajas comparativas de nuestra ganadería, promoverlas y difundirlas, ya que las mismas nos permiten ser un proveedor mundial de alimentos saludables y diferenciados por nuestras condiciones de producción. 

Para ello es necesario generar y mantener políticas que mejoren la competitividad en forma estructural y genuina.

¿Cómo analiza la situación sanitaria?

En general la situación sanitaria del país es muy buena.

¿Uruguay debería dejar de vacunar contra la fiebre aftosa?

Por el momento pienso que no se debería dejar de vacunar contra la fiebre aftosa. En el futuro dependerá de la evolución de la enfermedad y de los programas sanitarios de la región.

¿Se necesita mayor compromiso para resolver otras problemáticas como la garrapata y la brucelosis?

Sí, sin duda, el control y erradicación de este tipo de enfermedades necesitan un compromiso de parte de todos los actores que no siempre se da. 

¿Cómo visualiza el futuro del negocio cárnico?

Soy francamente optimista, porque a las fortalezas que tiene el país en el sector primario de producción le suma un sector industrial muy sólido y profesional, que le ha permitido al país estar presente en diversos mercados, con una combinación de negocios que permite maximizar los precios que le llegan al productor.

Análisis de la batalla política entre el gobierno de EEUU y los frigoríficos

La administración Biden fomenta el surgimiento de nuevas plantas independientes, para terminar con la concentración de las cuatro grandes industrias que dominan el mercado; las empresas sostienen que la suba de precios de la carne se debe a que la alta demanda supera a la oferta.

 

La administración Biden está apuntando a un pequeño grupo de frigoríficos por los altos precios de las carnes vacuna, de cerdo y de aves que, según dice, están exprimiendo a los consumidores y alimentando la inflación, argumentando que están abusando de su poder de mercado.

La industria frigorífica de EEUU está dominada por unas pocas compañías globales que dicen que los precios reflejan un aumento en la demanda, suministros limitados por la pandemia y costos crecientes de mano de obra y transporte. Y niegan las acusaciones de especulación pandémica.

Los economistas agrícolas dicen que la demanda de carne alimentada por la pandemia ha expuesto una escasez de capacidad en los frigoríficos, especialmente en la carne vacuna, un problema en la cadena de suministro similar al de otras industrias.

“Creo que probablemente haya algo de verdad en ambos lados”, dijo David Anderson, economista ganadero de la Universidad Texas A&M, sobre la batalla de la Casa Blanca con los frigoríficos.

“Los consumidores están comprando carne vacuna y nuestras exportaciones están en auge”, dijo. Y agregó que “lo que estamos viendo con los precios, diría como economista, es exactamente lo que deberíamos ver dado este cuello de botella. Y los problemas de capacidad no se solucionarán de la noche a la mañana”.

Los ganaderos están frustrados con las opciones limitadas para vender sus ganados, dijo, y agregó: “No creo que sea malo que el gobierno esté investigando estas cosas”.

Industria cárnica

En el centro del problema, al igual que con los gruñidos de la cadena de suministro, se encuentra una demanda inusualmente fuerte de carne, y especialmente de carne vacuna, por parte de los consumidores.

Los estadounidenses se atrincheraron durante la pandemia y derrocharon en alimentos y golosinas en lugar de viajes o entretenimiento, y los chinos sustituyeron las importaciones de carne australiana por la carne vacuna estadounidense alimentada con granos, en medio de una disputa diplomática con el país de Oceanía.

Ese salto chocó con un sistema de faena en EEUU que ya se había extendido al límite por un impulso de décadas, para lograr la máxima eficiencia y ganancias, dejando a solo cuatro empresas para dominar el mercado de la carne.

Los cierres de plantas provocados por el COVID, los protocolos de seguridad que separan más a los empleados y la escasez de mano de obra redujeron la cantidad de vacas que estas plantas podían procesar, reduciendo los precios que pagaban a los ganaderos incluso cuando el costo del producto final se disparó para los consumidores.

Los precios minoristas de la carne aumentaron 30% desde principios de 2020, antes de disminuir ligeramente en noviembre y diciembre, según datos del Departamento de Agricultura de EEUU.

El precio que recibieron los ganaderos disminuyó ligeramente durante el mismo período, y la Unión Nacional de Productores argumenta que se necesita más competencia en el envasado de carne.

¿Explotación o capitalismo?

El presidente Joe Biden anunció medidas para impulsar la competencia en el procesamiento de carne vacuna, cerdo y aves para frenar lo que, según él, es la “explotación” de los consumidores y los productores.

El plan de acción de la administración incluye US$ 1.000 millones para subvenciones y préstamos para nuevas plantas frigoríficas independientes, US$ 100 millones para capacitación de trabajadores, nuevas reglas de etiquetado y formas para que los agricultores informen prácticas anticompetitivas.

Todo esto después de que la Casa Blanca dijera en un análisis de diciembre que los cuatro grandes frigoríficos (Tyson Foods, JBS, Marfrig y Seaboard Corp) habían triplicado su márgenes de beneficio neto durante la pandemia.

La operación de carne vacuna de JBS en EEUU más que duplicó su margen operativo del tercer trimestre, la diferencia aproximada entre ingresos y costos superó 21% a los mismos períodos de 2020 y 2019, según muestra el estado de ganancias de la compañía de origen brasileño.

Pagando precios cotizados

“Los márgenes han sido extremadamente amplios” en la carne vacuna, dijo Derrell Peel, economista ganadero de la Universidad Estatal de Oklahoma, citando los cuellos de botella en el procesamiento. 

Él los culpa no por un comportamiento anticompetitivo deliberado, sino por 30 años de consolidación impulsada por el mercado que dejó a la industria sin capacidad adicional para manejar el aumento de la demanda de COVID-19.

“El motivo principal de por qué tenemos la estructura industrial que tenemos hoy es la economía de la eficiencia de costos. Los pequeños frigoríficos quebraron y los que se hicieron más grandes sobrevivieron”, dijo Peel.

El Instituto de la Carne de América del Norte, que representa a los frigoríficos de carne vacuna y de cerdo, y la Cámara de Comercio de EEUU argumentan que los precios más altos de la carne son un resultado temporal de las fuerzas que alimentan la inflación en toda la economía, incluida la escasez de mano de obra.

“El mercado se está comportando de manera predecible”, dijo Sarah Little, vicepresidente de comunicaciones del Instituto de la Carne de Norteamérica. Las cadenas de supermercados compiten por los suministros y fijan los precios minoristas de la carne, no los frigoríficos, señaló, y los estadounidenses están dispuestos a pagar precios más altos por la carne vacuna.

“Habrá momentos en que los ganaderos ganen más dinero y los frigoríficos pierdan; hemos visto ese ciclo antes”, sostuvo.

Los precios de las cadenas de supermercados de EEUU para los consumidores también reflejan una grave escasez de mano de obra, altos costos de transporte y la competencia de China y otros compradores extranjeros, dijo Jayson Lusk, director del Departamento de Economía Agrícola de la Universidad de Purdue.

Según Dermot Hayes, profesor de Economía en la Universidad Estatal de Iowa, la demanda china de carne de cerdo está disminuyendo a medida que el país reconstruye su stock porcino, tras un devastador brote de peste porcina africana, lo que devuelve los márgenes de procesamiento de carne de cerdo a su promedio de cinco años.

Los picos de precios muestran que la industria necesita algo de holgura en el sistema, dijo Hayes. Los incentivos del gobierno podrían alentar a más grupos de productores a construir plantas de procesamiento y ganar más vendiendo carne en lugar de animales vivos, dijo.

 

 

Autor: David Lawder.
Fuente: Reuters.

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