*Datos proporcionados por el BCU*

Cotización 29 de marzo de 2024 3:48 am | USD promedio | EURO promedio | ARG promedio | Real promedio

Australia comenzó a vender alga que reduce hasta 95% la emisión de metano del ganado

Se trata de asparagopsis, especie nativa en esa región, que ya se comercializa a corrales de engorde; se trabaja para su aplicación a la lechería y ganadería extensiva, al tiempo que se planifica una mayor producción de este aditivo, para su exportación.

 

Después de años de investigación frenética y licencias comerciales aceleradas, los corrales de engorde de ganado de Australia ahora pueden comprar asparagopsis, un alga nativa australiana que se promociona para reducir las emisiones de metano en “90% a 95%” cuando se alimenta a vacas y ovejas.

La primera venta mundial de asparagopsis fue anunciada este mes por CH4, una de las tres empresas con licencia para vender el aditivo para corrales en Australia.

El procesador de carne del sur de Australia, CirPro, fue el comprador. “Estamos muy orgullosos de ser los primeros en poder anunciar un suministro comercial al mercado”, dijo el gerente general de CH4 Australia, Adam Main.

La asparagopsis ha sido objeto de numerosos ensayos de investigación y un esfuerzo de comercialización acelerado desde que se identificó por primera vez como una forma de reducir las emisiones de metano de los animales rumiantes.

El jefe de CirPro, Reg Smythe, dijo que la instalación de Port Pirie preparada para recibir la asparagopsis estaría en pleno funcionamiento el próximo año. “Estamos comenzando con cantidades relativamente pequeñas y creciendo de acuerdo con la capacidad de CH4 para fabricar el suplemento”, comentó.

Los rumiantes, incluidas las vacas, las ovejas y las cabras, producen metano a través de la digestión, que es responsable de aproximadamente el 10% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de Australia, según CSIRO.

Venta de algas

La venta se produce después de cuatro años de investigación y desarrollo por parte de CSIRO, Meat and Livestock Australia y la Universidad James Cook. El aditivo se patentó en 2020 y la producción se amplió rápidamente.

Main dijo que CH4 se ocuparía exclusivamente de corrales de engorde y procesadores de carne a gran escala antes de expandir su oferta a otros tipos de rubros en el futuro. “Nos estamos enfocando en la industria de corrales de engorde aquí en Australia, pero nuestra operación en Nueva Zelanda definitivamente está mirando al mercado lácteo”, señaló.

Agregó que “también debemos crecer para poder brindar nuestra tecnología a aquellos animales que ven menos gente y no reciben alimentación suplementaria, la ganadería extensiva”.

¿Australia primero?

Los derechos de patente internacional para vender asparagopsis como aditivo para corrales pertenecen a FutureFeed, una rama de CSIRO, propiedad del gobierno australiano, con respaldo privado de Woolworths Group, GrainCorp, Harvest Road y Sparklabs Cultiv8.

Las licencias para cultivar y vender las algas, que son endémicas de Australia y Nueva Zelanda, se han otorgado en el extranjero. Y si alcanza su potencial de reducción de emisiones, el mercado comercial internacional de asparagopsis podría valer miles de millones de dólares por año.

Si bien los productores australianos tienen la ventaja de ser los primeros en moverse, los licenciatarios internacionales, incluido el CH4, están trabajando para producirlo en el extranjero.

“El suministro para todo el ganado y todas las ovejas [en Australia] podría provenir del sur de Australia”, dijo Main. 

Explicó que “El enfoque siempre debe ser, y lo es para mí, crear una industria aquí que pueda satisfacer las necesidades de Australia, pero que también sea un importante exportador. Sin embargo, para tener el alcance completo y llevar este producto a la mayor cantidad de vacas posible en poco tiempo, estamos buscando replicarlo en otras partes del mundo”.

Trabajo en progreso

La investigación sugiere que se necesita incluir muy poca asparagopsis en el alimento de un animal rumiante para que sus emisiones de metano caigan en picada. “Digamos que la ingesta de materia seca de una vaca es de 14 kilos por día”, dijo Main.

Administrar la cantidad de asparagopsis que consume un animal es difícil fuera de un corral de engorde, al igual que medir cuánto reduce realmente el aditivo para alimentos las emisiones de metano en un establecimiento extensivo.

Meat and Livestock Australia continúa trabajando en una gama de herramientas y tecnologías para que los productores reduzcan las emisiones de manera rentable y aumenten la productividad al demostrar credenciales de administración ambiental, dijo su director gerente Jason Strong.

Esas credenciales podrían, en última instancia, tomar la forma de comercialización de productos cárnicos o créditos de carbono respaldados por el gobierno.

“La tecnología está siendo revisada en este momento por el Fondo de Reducción de Emisiones para ser aceptada por el esquema de crédito de carbono del gobierno”, dijo Main.

Mientras que Smythe sostuvo: “no confiamos en esquemas de créditos de carbono, pero creemos que será parte de la combinación general”.

 

Fuente: ABC Rural News.

JBS y DSM se asocian para reducir las emisiones de metano en la ganadería

Para lograr el objetivo de reducir las emisiones, JBS utilizará Bovaer, un suplemento nutricional desarrollado por DSM “para mejorar considerablemente la huella de gases de efecto invernadero en la cadena de valor de la producción de carne vacuna”.

 

JBS, la segunda empresa de alimentos más grande del mundo, se asoció con Royal DSM para implementar un proyecto con el objetivo de reducir la emisión de metano entérico bovino a escala mundial.

El metano, un subproducto natural de la digestión en el ganado y otros rumiantes, es una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero.

Para lograr el objetivo de reducir las emisiones, JBS utilizará Bovaer, un suplemento nutricional desarrollado por DSM, “para mejorar considerablemente la huella de gases de efecto invernadero en la cadena de valor de la producción de carne vacuna”, se informó desde ambas empresas.

“DSM y JBS desarrollarán el plan de implementación de Bovaer en la cadena de producción. El objetivo es promover una transición de la industria mundial de la carne vacuna (…) para obtener, a través de la nutrición, un camino seguro para reducir las emisiones de metano”, dijeron las compañías, que firmaron el acuerdo en la conferencia climática COP26 en Glasgow, Escocia.

A principios de setiembre de 2021, Brasil fue el primer mercado en otorgar la aprobación regulatoria completa para el suplemento, que se agrega a la alimentación animal, con el potencial de reducir las emisiones de metano entérico hasta en un 90%.

Según las empresas, un cuarto de cucharadita de aditivo al día por animal inhibe la enzima que activa la producción de gas metano en el estómago del rumiante.

 

Fuente: América Economía.
Foto: FeedNavigator.

“Se necesita información científica robusta, que termine en certificados o en diferenciar la producción uruguaya”

Entrevista con el Ing. Agr. Walter Baethgen, vicepresidente del INIA e integrante del IRI de la Universidad de Columbia. Contenido exclusivo para socios y suscriptores de ACG.

 

¿En qué está trabajando INIA sobre el impacto ambiental de la ganadería?

Con el presidente José Bonica trabajamos en el plan estratégico de INIA para los próximos cinco años. Tratamos de definir a dónde apuntar la mira. Para eso nos reunimos con las principales gremiales agropecuarias y con algunos referentes gremiales e instituciones, como Fucrea, por ejemplo. 

La idea era ver con ellos cuáles son las prioridades, dónde ven las principales carencias de información, en qué puede ayudar la investigación de INIA a resolver problemas. 

Con la variedad de producción que hay en Uruguay, hubo también mucha variedad de definición de demandas, de necesidades. Pero un tema siempre estuvo en todos los rubros que discutimos: necesitamos entender mejor cuál es el impacto ambiental que tiene nuestro sistema de producción, desde las frutas y hortalizas hasta la ganadería y los sistemas agrícola-ganaderos.

¿Existe conciencia sobre esa problemática y hay voluntad de trabajar en una solución?

Sí, hay muchísima conciencia. Creo que hay dos cosas que mueven esa preocupación. Una es que la gente entienda que realmente tenemos que hacer algo para cambiar el impacto sobre el ambiente en general y sobre el clima en particular. Que se entienda que esto no es un invento, es una realidad. 

Empezás a pensar en tus hijos, en tus nietos, en que querés dejarles un planeta igual o mejor al que tuvimos. Eso es parte de su preocupación personal, como productor y como ser humano. 

Y después, hay otra parte que son los mercados. Hay que demostrar que la manera en que estás produciendo es sostenible, es ambientalmente correcta, y eso es algo que se exige cada vez más. 

Está pasando en China, sin ley ni política pública que lo exija. El comportamiento de la sociedad y del consumidor en China hace que hoy compre solo la carne que tiene un código QR, con cierta trazabilidad. 

Probablemente eso esté muy afectado a todo lo que pasó con la pandemia, nos volvimos todos más preocupados; y los mercados van a ser cada vez más exigentes en que les demuestres que la manera en que producís alimentos es sostenible.

 

“Necesitamos entender mejor cuál es el impacto ambiental que tiene nuestro sistema de producción”

 

 

Se exige inocuidad de los alimentos y sustentabilidad ambiental en su producción.

Por supuesto que los alimentos son inocuos, pero además tenés que demostrar que estás produciendo de manera amigable con el medio ambiente. Y además, es probable que haya nichos de mercado que solo compren productos que certifiquen todo esto. 

Me pasa con mis hijas, que no compran ciertas marcas de ropa porque saben que emplean mano de obra infantil. Escuché 1.000 veces a gente joven que dice que no compra algo porque es el resultado de la deforestación de los bosques tropicales, y no quiere ser cómplice de algo que es espantoso para el planeta. 

La gente joven, sobre todo, le da cada vez más importancia a estos temas, y esto se puede volver una barrera para seguir entrando a los mercados. 

Y en ese contexto, ¿qué fortalezas tiene Uruguay?

Por suerte Uruguay hace muchas cosas bien, que en algún momento pueden ser un valor agregado ambiental, como la manera en que se produce carne. 

En el 90% de los casos es realmente espectacular, porque se produce en un ecosistema natural, que se llama campo natural, que permite mantener la biodiversidad cuando está bien manejado. 

El productor quiere mantener la biodiversidad, que no es más que permitir que haya muchas especies distintas de pastos y de tréboles, porque esa es la mejor garantía cuando tengas un problema de sequía o un problema climático, siempre va a haber alguna de esas especies que va a aguantar mejor. 

 

Los mercados van a ser cada vez más exigentes en que les demuestres que la manera en que producís alimentos es sostenible

 

 

Al productor le sirve tener esa biodiversidad, y desde el punto de vista ecológico es una cosa muy buena, estás manteniendo un ecosistema natural, no lo estás destruyendo. 

Cuando está bien manejado, las emisiones de metano se pueden contrarrestar con carbono que se está fijando a través de la fotosíntesis de las pasturas y que se mete en el suelo. Entonces, se emite carbono, como metano, pero también se está metiendo carbono al suelo, a través de la fotosíntesis.

¿Y qué oportunidades tiene la ganadería en ese sentido?

En el caso particular de la carne creo que hay oportunidades muy buenas. Pero para poder hacer esto, se precisa información científica bien robusta, que pueda terminar en certificados o en diferenciar la producción uruguaya de otros tipos de producción de carne

Eso requiere de buena ciencia, porque tenés que ser capaz de demostrarle a cualquiera que vengan a Uruguay a medir lo que estamos certificando. 

 

Por suerte Uruguay hace muchas cosas bien, que en algún momento pueden ser un valor agregado ambiental, como la manera en que se produce carne. En el 90% de los casos es realmente espectacular

 

Un rol de INIA es asegurarse que identificamos cuáles son los indicadores de esa sostenibilidad. Es toda una línea de investigación importantísima y que Uruguay, a través de INIA y Facultad de Agronomía, hace mucho tiempo que la hizo. 

Pero ahora tenemos que apuntar más todavía, para que sea científicamente robusta pero también aplicable; que el productor o alguien lo pueda hacer y diferenciar de esa manera la producción en los buenos sistemas.

En Uruguay hay sistemas de producción que están muy bien manejados y otros que no tanto. La cuestión es identificar qué medir, cómo medir, lo que quiere decir eso para el cambio climático, para la calidad del agua y para la biodiversidad.

¿Qué resultados arrojaron los primeros trabajos científicos sobre estos temas?

Una de las cosas que tenemos que atacar es el tema de las emisiones de metano. El rumiante, la vaca o la oveja, tiene una capacidad increíble de tomar una fibra que no es un alimento para el ser humano y, a través del rumen, convertirlo en un alimento que sí es nutritivo para las personas. 

Eso lo puede hacer porque tiene microorganismos en el rumen, que son capaces de atacar esa fibra y convertirla en algo más nutritivo. 

En ese proceso se genera el metano, un gas que tiene un poder de calentamiento de la atmósfera bastante más grande que el dióxido de carbono; ese es un tema a considerar. 

Lo que se ha hecho en INIA es medir esas emisiones. Cómo cambian las emisiones dependiendo de la dieta del animal. Cuanto mejor sea la calidad de la dieta menos fibra tendrá y menos metano por kilo de carne se produce. 

La otra cosa que se está haciendo es ver si hay un potencial genético; si por mejoramiento genético del animal se pueden disminuir las emisiones de metano. 

 

Lo que hay que hacer es eliminar los combustibles fósiles. El día que se descarbonicen las economías del mundo vamos a avanzar muchísimo

 

INIA tiene experimentos en los cuales mide muy precisamente cuánto come un animal y cuánto de eso se convierte en carne. Cuanto más alta sea esa conversión, menos metano se va a estar produciendo; esos son los animales más eficientes.

Hay una línea de trabajo que consiste en ver si con mejoramiento genético se aumenta la eficiencia. 

Hay otra línea de trabajo que propone medir directamente, con unos aparatos, la cantidad de metano que está produciendo un animal. 

Allí depende de lo que están comiendo los animales, si es una pastura que tiene mucha gramínea o mucha fibra, o tiene una mezcla con leguminosa. 

Lo otro es algo más natural. Cómo manejar el campo natural de manera que lo que coma el animal tenga el mayor valor nutritivo posible y, por lo tanto, la mayor eficiencia de conversión. 

Son diferentes líneas de trabajo para mejorar el tema de las emisiones, del impacto ambiental en la producción de carne.

El campo natural permite capturar carbono y mantener la biodiversidad.

Uno tiende a fijarse mucho en el tema carbono y metano, pero lo que no se puede olvidar es que un sistema de producción basado en campo natural está haciendo otras cosas. 

No solamente si está bien manejado las emisiones son bajas, sino que además está conservando un ecosistema natural. 

 

Uruguay tiene muchos casos de buen manejo y de buena producción de carne en campo natural, que es ambientalmente muy buena

 

 

En las cuencas donde hay mucho campo natural la calidad del agua es mucho mejor que en otras cuencas con otros usos del suelo. Entonces, además de estar produciendo carne de una manera amigable, se aportan servicios ecosistémicos con esta manera de producir. 

Además de producir carne se mantiene un ecosistema natural, una buena calidad de agua, manteniendo esa biodiversidad. No tenemos que focalizarnos sólo en la cantidad de metano, hay también otra cosa que es la huella ambiental. 

Uruguay tiene muchos casos de buen manejo y de buena producción de carne en campo natural, que es ambientalmente muy buena.

¿Y qué papel juega la forestación?

Es un buen ejemplo la manera como se hace forestación en Uruguay. Con la Ley Forestal se seleccionaron suelos, que por supuesto no son agrícolas, pero que desde el punto de vista de producción de pasturas son los que tienen más baja productividad. 

Entonces, destinar esos suelos con menor capacidad de producción de pasturas a la forestación es una idea bien razonable. Al país le significa una entrada importantísima de dinero, pero además esos suelos, que son bastante pobres para otros usos, los vuelve muy productivos. 

Y adicionalmente, mientras están creciendo todos esos árboles, se está fijando carbono en la atmósfera y transformándolo en madera, hojas y raíces; está limpiando la atmósfera de dióxido de carbono. 

En Uruguay es mucha la cantidad de carbono que se está fijando, que se está secuestrando en los montes de forestación.

¿La hipótesis sería que Uruguay es neutro en la emisión de carbono?

Hay varias cosas. Todos los países tienen que hacer un inventario de gases de efecto invernadero. Uruguay es de los países que más inventarios ha hecho desde los años 90. Para hacer esos balances hay que tomar a todo el Uruguay y hay que hacer una cantidad de cálculos bastantes groseros, porque no se puede hacer predio por predio. 

La comunidad científica desarrolla coeficientes que te dicen si acá tenés tanta cantidad de rumiantes y tanta cantidad de campo natural, se espera que las emisiones sean tantas. Usando esta metodología, Uruguay tiene un balance neto positivo, por lo tanto, emite más de lo que secuestra.

Pero hay que afinar un poco los datos, porque hay que ver la variabilidad de los valores de esto que se hace a nivel de todo el país. No es lo mismo la emisión de un campo bien manejado que de un campo mal manejado. 

 

Uruguay es de los países que más inventarios ha hecho desde los años 90

 

 

El metano es el gran contribuyente para que Uruguay aparezca como emisor neto, porque tiene casi 30 veces más poder de calentar la atmósfera que el dióxido de carbono. 

Pero hay que tener en cuenta que cuando se emite un kilo de dióxido de carbono a la atmósfera, ese kilo se va a quedar por 1.000 años, acumulándose con los que se sumaron desde hace 1.000 años. En cambio, el metano se queda entre 10 y 15 años. 

Entonces, como hay tanta diferencia en la vida útil del metano con respecto al dióxido de carbono, la comunidad científica está proponiendo desde hace años otra manera de medir.

El potencial de calentamiento del metano efectivamente es 30 veces superior, pero si se considera su corta vida útil, ese potencial de calentamiento se vuelve mucho menor. A tal punto, que si se utiliza ese índice de calentamiento del metano que considera la vida útil, el inventario de gases de efecto invernadero de Uruguay se vuelve negativo

O sea que, en ese caso, es más lo que secuestra Uruguay por el uso del suelo y la forestación que todo lo que se emite por los demás procesos. 

Por lo tanto, dependiendo de la unidad que se utilice para comunicar el inventario, Uruguay puede dar positivo o negativo. Esta otra unidad se está discutiendo ahora en la comunidad científica. 

¿Esa metodología fue propuesta por Uruguay?

No, es propuesta por la comunidad científica internacional. Está en discusión porque las dos cosas son válidas, no es que una esté mal. 

La unidad de potencial de calentamiento del metano que se venía usando hasta ahora no consideraba el tiempo de vida útil que tiene ese metano. Entonces, lo que está proponiendo ahora la comunidad científica es considerarlo, porque es totalmente diferente. Lo que se está haciendo ahora es publicar los dos inventarios.

Hay quienes discuten la teoría del calentamiento global ¿Existen posibilidades de que no sea real?   

No. Ese argumento no lo puede defender alguien que tenga una mínima formación científica. Es imposible defenderlo. No hay dudas.

La comunidad científica internacional está organizada en el IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático, por su sigla en inglés), que hace informes cada cinco años sobre el estado del conocimiento científico en relación al cambio climático. 

El último informe, que va a salir a fines de este año o principios del año que viene, asevera que es inequívoco que el clima está cambiando por acción del hombre. Ya no hay dudas. 

 

“Si se utiliza ese índice de calentamiento del metano que considera la vida útil, el inventario de gases de efecto invernadero de Uruguay se vuelve negativo

 

Es verdad que el clima siempre cambió, si uno mira los millones de años de historia hubo variaciones muy grandes, pero nunca pasó, como en los últimos 100 años, que el clima haya cambiado tanto. No tiene sentido discutir si existe o no cambio climático, porque esa es una discusión que ya está superada.

La otra discusión que se da es cuánto de esto se debe a la acción del hombre y cuánto no. Es bastante infértil. Lo que no hay dudas es que la acción del hombre impacta, entonces, lo que debemos hacer es todo lo posible por reducirla, no importa en qué porcentaje. 

Todo lo que podamos hacer para mejorar será beneficioso para toda la humanidad. 

Lo que hay que hacer es eliminar los combustibles fósiles. El día que se descarbonicen las economías del mundo vamos a avanzar muchísimo. 

No hay que distraer la atención. Me preocupa que se discute mucho sobre el impacto de los rumiantes, sobre el impacto de la basura, que son importantes, pero no podemos distraer la atención de un factor fundamental: hace 300 años que estamos metiendo carbono que estuvo durante millones enterrados bajo la tierra, como el petróleo o el gas, y lo estamos inyectando a la atmósfera del planeta. 

Después tenemos que enfocarnos en las otras cosas, los rumiantes, la basura, los procesos industriales, pero no podemos distraer la atención del problema principal. 

¿Qué indican los últimos datos sobre La Niña para el próximo trimestre?

Este jueves se reunió el grupo de científicos que se dedica a esto en el IRI (Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad, de la Universidad de Columbia) y el pronóstico no cambió mucho respecto al mes anterior. 

Al IRI se le envían los mejores modelos climáticos que hay en el mundo, este los procesa y genera pronósticos para los próximos tres meses. 

Hay una zona del océano Pacífico, que va desde Perú hacia Australia, que hay años que está más fría de lo normal (Niña) y otros que está más caliente de lo normal (Niño). 

 

No tiene sentido discutir si existe o no cambio climático, porque esa es una discusión que ya está superada

 

Cuando es Niña, en Uruguay aumentan las chances de que en primavera y verano llueva menos. Los pronósticos para noviembre, diciembre y enero muestran que el escenario más probable es que llueva menos de lo normal.  

Eso es completamente distinto a decir que se viene una sequía va a llover menos de lo normal. Está diciendo que el escenario más probable es que llueva menos. 

¿Cuesta hacer entender que los pronósticos son probabilidades?

Exactamente. La pandemia nos dejó el concepto de mover perillas. Cuando tenemos un pronóstico que dice que el escenario más probable es que llueva menos, tenemos que ver qué perillas mover para minimizar  los problemas por la falta de lluvias. Esto no quiere decir que no se plante nada para el verano o que se tenga que vender todo el ganado porque se viene una seca. Eso es un disparate. 

Tenemos que hacer lo que se hizo tan bien con la pandemia en Uruguay. En el agro, con los pronósticos, hay que hacer lo mismo. 

Normalmente el productor agropecuario ya tiene un sistema bastante rígido, rotaciones programadas, su sistema de ventas de ganado, uno no puede apagar la llave ante un pronóstico.

Nueva Zelanda trabaja en el desarrollo de una vacuna de metano para rumiantes

Se intenta solucionar la problemática de emisión de gases de efecto invernadero en la ganadería.

 

Una vacuna de metano para bovinos que se está desarrollando en Nueva Zelanda podría ser un gran cambio para las emisiones animales a nivel mundial, según el presidente del Consorcio Pastoral de Investigación de Gases de Efecto Invernadero , el profesor Jeremy Hill.

Hill, que es el director de ciencia y tecnología de Fonterra, dice que la vacuna de metano en la que está trabajando tiene como objetivo introducir anticuerpos en la saliva de una vaca, que luego pasan al rumen del animal y se unen con los metanógenos que convierten el hidrógeno en metano, un potente gas de efecto invernadero.

“Ese sería el gran avance porque, en teoría, una vacuna podría implementarse en cualquier sistema de producción animal”, dijo Hill a los periodistas en las instalaciones de investigación y desarrollo de Fonterra, en Palmerston North, a principios de este mes.

El sistema agroalimentario mundial produce entre el 20% y 30% de las emisiones mundiales. Nueva Zelanda representa alrededor del 0,16% de las emisiones globales, la mitad de las cuales provienen del agro y una cuarta parte de los productos lácteos.

Para ayudar a Nueva Zelanda a reducir sus emisiones, el consorcio de grupos de la industria ganadera ha invertido con fondos gubernamentales equivalentes alrededor de US$ 58 millones en investigación y desarrollo de opciones de mitigación de emisiones para los ganaderos desde 2003, según su presentación a la Comisión de Cambio Climático .

La investigación sobre una vacuna de metano ha costado unos US$ 3 millones al año durante más de una década, y Fonterra contribuye con casi US$ 700.000, dice Hill.

Una vacuna de metano sería un verdadero cambio de juego, no solo para Nueva Zelanda y el sector lácteo mundial, sino también para la producción de alimentos basada en el ganado, ya que probablemente se aplicaría a múltiples especies de rumiantes como ganado vacuno, ovino y ciervos, explicó.

Una vacuna también podría usarse en diferentes tipos de sistemas agropecuarios y, a diferencia de otras posibles soluciones, no dependería de un determinado tipo de sistema de alimentación.

Hill citó el ejemplo de India, donde 70 millones de pequeños agricultores poseen unas pocas vacas cada uno. Muchas otras soluciones potenciales para mitigar los gases de efecto invernadero serían difíciles de implementar en ese entorno, pero se podría agregar fácilmente una vacuna al gran programa de vacunación existente en el país.

Sin embargo, el desarrollo de la vacuna es “muy desafiante” debido al mecanismo utilizado, admitió.

“Hemos demostrado en principio que nada nos impide hacer esto. Podemos desarrollar los anticuerpos adecuados y podemos conseguir que los animales los produzcan. Pero hacer que eso funcione para que obtengamos una gran cantidad de anticuerpos que luego pasen a la saliva, al rumen, sigue siendo el obstáculo que estamos tratando de superar. Así que es prometedor, pero de ninguna manera seguro que podamos hacerlo todavía. Sería el mayor cambio de juego si podemos hacer que funcione, pero es un gran desafío”, comentó.

Hill dice que el consorcio quiere dar a la investigación sobre la vacuna “un gran impulso” durante los próximos cinco años, utilizando los mejores recursos posibles.

Aseguró que se está trabajando mucho, con la colaboración de la industria y del gobierno para desarrollar prioridades para las tecnologías de mitigación de gases de efecto invernadero, y es “muy probable” que el desarrollo de vacunas de metano siga siendo una prioridad basada en el trabajo del consorcio que ha estado liderando.

La Comisión de Cambio Climático de Nueva Zelanda señaló en su informe final publicado el mes pasado que la financiación gubernamental que apoya la investigación y el desarrollo en el sector agropecuario finalizará en los próximos años.

El contrato del consorcio con el gobierno finaliza el próximo mes, y la inversión del gobierno en investigación y desarrollo centrada en las emisiones de metano biogénico agrícola está asegurada hasta 2025, pero no hay un plan a largo plazo más allá de esa fecha, sostiene el informe.

“Se necesita un plan claro a largo plazo que establezca dónde se debe orientar la inversión, incluidos los mecanismos para implementar ese plan”, dice la comisión.

Hill explicó que se han dedicado importantes recursos al desarrollo de vacunas para Covid-19, y aquellos grupos que no tuvieron éxito en la producción de una vacuna Covid podrían estar disponibles para otros proyectos.

“Hay mucha más capacidad que podemos aprovechar actualmente, así que ahora es el momento de atacar y aprovechar algunos de esos recursos que han estado trabajando, por ejemplo, en el desarrollo de la vacuna Covid”, afirmó.

Además de Fonterra, los accionistas del consorcio incluyen Beef and Lamb New Zealand, DairyNZ, Deer Industry NZ, AgResearch, Fertilizer Association, Landcorp y PGG Wrightson Seeds.

Los miembros asociados del consorcio incluyen el Ministerio de Industrias Primarias, el Ministerio de Innovación Empresarial y Empleo, el Instituto Nacional de Agua y Atmósfera y el Centro de Investigación de Gases de Efecto Invernadero Agrícola de Nueva Zelanda.

 

Fuente: Stuff
Autora: Tina Morrison
Foto: Progressive Livestock

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