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¿En qué consiste el Fideicomiso Financiero Bosques de las Serranías?
La empresa Maderas del Uruguay se compone de dos empresas que comercializan madera en Uruguay: Comercializadora de Grupo Forestal y Foresur, que en mayo de 2020 lanzaron el Fideicomiso Financiero Forestal Bosques de las Serranías, con el objetivo de comprar 11.000 hectáreas en el sureste de Uruguay. Y también se salió a arrendar 6.000 hectáreas a productores ganaderos de esa región.
¿Y cómo vienen con esos objetivos?
Venimos muy bien. La compra de los activos prácticamente ya finalizó, y ahora estamos en una etapa de desarrollar los fomentos forestales.
¿Ya sembraron en los campos que se compraron?
El año pasado plantamos unas 2.000 hectáreas aproximadamente, y este año tenemos previsto plantar otras 3.500 hectáreas.
Este fideicomiso tiene otra novedad y es su incursión en una especie que se conoce poco en Uruguay, que es el Eucalyptus Smithii, en sustitución del Eucalyptus Globulus, que está teniendo problemas sanitarios.
Globulus es una especie identificada con la zona sureste de Uruguay, que tiene muy buenas propiedades pulpables, pero que por problemas sanitarios se tuvo que dejar de plantar.
La especie Eucalyptus Smithii, que tiene muy buen potencial de venta y se está adaptando bien a las condiciones de suelos del sureste de Uruguay. Es una nueva especie, que tiene buena salida comercial.
¿En qué departamentos están presentes?
Principalmente en Lavalleja, pero también en el este de Florida, Maldonado, Rocha y sur de Treinta y Tres. Aspiramos a desarrollar este proyecto a una distancia máxima de 250 kilómetros de nuestra planta de chipeado, que está en La Tablada, en Montevideo.
Tenemos una industria, una fábrica de madera de chipeado, y exportamos la madera por el puerto de Montevideo.
¿Cuáles son los tipos de campos que están buscando para arrendar en el sureste?
Primero que sean campos con suelos de prioridad forestal, que estén alineados con las directrices departamentales, aprobados por los criterios de la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental (DINACEA, antes DINAMA).
Apuntamos a los proyectos de categoría A, que tienen un impacto negativo o poco significativo.
No queremos desplazar a la ganadería, sino que la forestación sea un complemento. Proponemos armar una nueva ecuación en los establecimientos ganaderos, que tenga a la ganadería y a la forestación.
La ganadería puede seguir siendo el rubro principal del establecimiento, pero vemos que hay productores que tienen experiencia de incursionar con la forestación en un 20% o 30% del área de su establecimiento, y siguen haciendo ganadería.
¿Plantean solo arrendamientos o también negocios de sociedad con los propietarios de los campos?
Nuestro fideicomiso establece que solo podemos ir por contratos de arrendamientos forestales. La propuesta consiste en pagar una renta forestal, que se acuerda con el productor, por determinados dólares por hectárea, y se paga por año adelantado.
El valor de la renta se establece de acuerdo a la distancia a nuestra planta de chipeado, del tipo de suelo, de la logística, de la escala que podamos armar en el establecimiento. Hay muchas variables que definen la renta forestal.
¿En qué rango de precios se ubica esa renta?
Es difícil establecer un rango de precios, pero hay productores que están logrando rentas de hasta U$S 180 por hectárea, considerando los aspectos que mencionaba antes.
¿Qué porcentaje del objetivo total de área arrendada cumplieron hasta ahora?
El objetivo es desarrollar en cuatro años 6.000 hectáreas efectivas. Este año estamos plantando unas 700 hectáreas de fomento, para el año que viene tenemos más de 1.500 hectáreas, entre contratos y productores con los que estamos cerrando boletos de reserva.
A pesar de los altos valores de la carne, vemos un entusiasmo de los productores con la forestación, porque arman una nueva ecuación en su establecimiento. Se arman su piso de renta forestal, saben que cuentan con un ingreso fijo todos los años, sin dejar de lado el beneficio de los altos precios de la ganadería.
Por eso digo que hoy los productores están armando una ecuación inédita durante décadas: una muy buena renta forestal y un muy buen precio de la carne. Vemos mucho entusiasmo en la zona por este tipo de proyectos.
Además, hay que tener en cuenta que las grandes empresas forestales no tienen interés en los campos de la zona sureste.
¿Cuál es el mínimo de área que se puede arrendar?
Estamos cerrando acuerdos hasta por 60 hectáreas, pero tiene que ir asociado a una logística particular que tengamos. No me animo a decir un mínimo, todos los productores son bienvenidos, le buscamos la vuelta, porque tal vez estemos en un campo próximo y lo podemos incorporar.
Otra cosa que es importante, es que nos sentamos con el productor a armar el diseño forrestal en su establecimiento. Hay productores que nos dicen que les gustaría plantar con cortina en una zona, que otras les gustaría dejarlas libres, y lo vemos juntos.
Este no es un contrato forestal a través del cual se cede un padrón o parte del establecimiento. Hacemos el diseño forestal en conjunto entre la empresa y el dueño del campo, para que funcione de la mejor forma para el establecimiento ganadero.
¿Cuáles son las principales ventajas económicas de incorporar la forestación al establecimiento?
Si bien hoy los valores de la carne y los granos se encuentran en un pico, que los hacen muy tentadores para seguir incursionando en esos rubros, estos proyectos forestales pretenden darle una garantía de precio al productor, en un plazo de 20 años.
Nuestros contratos son de 18 años, más tres años opcionales por nuestra parte. Aspiramos a cortar los montes dos veces, y después el monte queda en propiedad del productor. Estos proyectos le dan al productor una seguridad económica, porque sabe que durante ese período cuenta con el ingreso de esa renta forestal, estable, pase lo que pase.
¿Y desde el punto de vista productivo qué beneficios destaca de la forestación hacia la ganadería?
Hay dos beneficios fundamentales. Lo que pretendemos es ir a las partes más marginales de un establecimiento. A los suelos de Índice Coneat más bajo, y allí pretendemos poner un rubro que es de alta productividad y de alta rentabilidad para el productor.
Y en segundo lugar están los beneficios que la forestación le genera al ganado, como la sombra y el abrigo. Hay estudios que muestran, en función de los suelos, que un productor que logra forestar 25% de su establecimiento, no tiene que bajar su dotación ganadera.
Si bien hay un área que pasa a uso forestal, el beneficio del abrigo en invierno le permite no bajar la dotación durante el año. Eso está comprobado.
¿La captura de carbono es otra oportunidad que se genera con la interacción entre forestación y ganadería?
Sí, esa línea también la estamos desarrollando dentro del fideicomiso, con bonos de carbono, considerando el CO2 que se libera y el que se capta con la forestación. Ese es un potencial que tiene Uruguay, aprovechar la masa forestal para tener mejores balances de CO2 en el campo.