*Datos proporcionados por el BCU*

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“Los mercados se forman fundamentalmente por expectativas”

Entrevista con Ángel Urraburu, presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo y productor agropecuario.

 

 

¿Cómo ve el panorama para los negocios en Uruguay?

 

En los mercados generalmente se diferencian dos conceptos que a veces son complementarios y otras veces antagónicos. Una cosa es la realidad y otras son las expectativas. Los mercados se forman fundamentalmente por expectativas. A veces la realidad confirma esas expectativas y otras veces las niega, porque no estaban bien fundadas.

 

En Uruguay hay dos momentos, una es la realidad actual, estamos tratando de salir de la pandemia, con dificultades, la economía está evolucionando mucho más lento de lo que se pensaba. No hay indicios de que se pueda acelerar el crecimiento en el corto plazo. Y eso implica que hay que tener cautela, seguir generando fuentes de trabajo, que es la prioridad más importante de la política del gobierno. 

 

Creo que en el corto plazo no habrá muestras de una gran recuperación. Pero me interesa marcar las diferencias con las expectativas de mediano y largo plazo; ahí sí las expectativas son muy favorables, muy positivas, que se basan en la expectativa de que la temporada turística sea más parecida a lo normal. Que venga turismo suficiente para mover esa rama de la actividad económica, que está significando un contrapeso importante al resto de la economía, para generar las fuentes de trabajo que se han perdido y recapitalizarlas.

 

Pienso que esta expectativa de una buena temporada se complementa con las expectativas respecto de la Argentina, donde la situación desfavorable implica que se pueda esperar un flujo económico y financiero a favor del Uruguay.

 

¿Hay expectativas de que se concreten inversiones argentinas en Uruguay?

 

Sí, en la medida que los argentinos sean liberados para salir de su país, que la temporada turística se consolide, por lo menos en términos normales. Antes de ese momento será difícil hacer un pronóstico. Pero creo que será un momento adecuado para que el argentino venga a Uruguay, concrete sus aspiraciones de inversión, que son muchas. Esas intenciones están ayudadas no solo por la seriedad jurídica que brinda el país y una estabilidad económica admirable, sino por por oposición a lo que está ocurriendo en Argentina. 

 

La crisis en el vecino país atrae gente hacia el nuestro, y eso para nosotros es bienvenido. Creo que habrá un flujo importante de inversiones en Uruguay. El sector agropecuario siempre fue en otros momentos el que captó la mayor cantidad de recursos de los argentinos, porque es algo que conocen, lo tienen cerca, lo pueden seguir replicando, con normas mucho más series y claras. 

 

Ese proceso, en la medida que los argentinos no puedan desembarcar totalmente en Uruguay no se podrá consolidar; pero en la medida que se permita la entrada y se normalice la situación turística en verano, me consta que muchos argentinos están planificando venirse a vivir definitivamente a Uruguay, fundamentalmente a Punta del Este.  

 

Pero una cosa es la realidad actual, con una recuperación más lenta de la que se esperaba, con dificultades, sobre todo en ramas de la actividad que están más retrasadas; y otra distinta son las expectativas de mediano y largo plazo, que creo que son positivas.

 

¿Cómo recibió el anuncio de un posible tratado de libre comercio  (TLC) con China?

 

Pienso que ayuda mucho, no solo a la inversión extranjera sino también a los que ya estamos trabajando y produciendo en el Uruguay. La cantidad de recursos que se dilapidan en impuestos para entrar con carne, con soja, lana y demás productos agropecuarios que van para ese destino, configuran un hecho que había que enfrentar. De esta manera se está enfrentando.

 

Hay sectores que se van a ver perjudicados y otros beneficiados. Un país serio, como es este, debería priorizar la situación de los sectores que se van a ver perjudicados y buscar algunas líneas de política económica, que permitan neutralizar esos efectos negativos, si es posible. 

 

Pero el proceso de apertura con el gigante mundial no puede ser interrumpido por los sectores que no serán beneficiados. El gobierno debe actuar, redistribuir recursos y es lo que está en la agenda. Nadie piensa en hacer un TLC con China sin tomar ninguna precaución para esos sectores de la economía. 

 

¿Y cómo ve al sector agropecuario?

 

Está pasando por un buen momento. Fundamentalmente por los precios de las materias primas. Tengo alguna discrepancia con los reclamos de la Asociación Rural del Uruguay últimamente, porque se sigue insistiendo con el tipo de cambio, con el atraso cambiario, y se le achaca la culpa a la suba de los rendimientos de las letras de regulación monetaria.

 

Creo que el dólar está débil y seguirá estando débil. Ya lo veníamos diciendo hace más de un año, por lo que ocurre en el mundo y que no tiene que ver con el Uruguay, porque depende de las variables de otros países, fundamentalmente de Estados Unidos, que es donde se emite esa moneda.

 

No creo que el bienestar del sector agropecuario dependa exclusivamente del valor del tipo de cambio, más si tenemos en cuenta que la otra cara de la moneda del retraso cambiario aparente son los buenos precios de las materias primas. 

 

Hay sectores de actividad, sobre todo los más pujantes, que tienen variables que van a jugar a favor y otras que no, pero pretender que todos los astros estén alineados en la misma dirección es una quimera difícil de pretender. 

 

Veo que en general hay muy buenos precios, y si bien los costos subieron en forma considerable, el sector sigue siendo pujante, fundamental para la economía del país, y en el mediano plazo se irá consolidando esta recuperación que tanto deseamos.

 

¿Cómo ve el panorama económico internacional?

 

Es complejo, porque está habiendo alguna variable que se está yendo lejos de lo proyectado, que es fundamentalmente la inflación en el mundo. Hay un tema de costos, los precios de las materias primas han subido, fundamentalmente el del petróleo, que se llevó por delante todos los pronósticos y está en valores suficientemente altos como para provocar una ecuación negativa en los países más importantes, que están consumiendo más petróleo, por la recuperación económica que están viviendo. 

 

Ese es un elemento preocupante, que hay que tener en cuenta, que seguramente generará alguna suba de las tasas de interés en el mediano y largo plazo, y eso puede repercutir en la ecuación de valores de la variable más importante, que es el tipo de cambio, en el mediano plazo.

 

Otra preocupación muy importante, que también está vinculada con la inflación, es el costo de los fletes y transportes de las distintas mercaderías en el mundo. Hubo un aumento muy fuerte en los últimos meses, y hay compañías que no están llegando a nuestros puertos ni a los puertos vecinos más cercanos. Eso está configurando una ecuación de costos negativa. Los aumentos de los costos de flete están pegando sobre los costos de las mercaderías y eso nos está pegando a todos los países del mundo. 

 

Así que la inflación por estas dos razones es lo que más me preocupa. 

 

Por otro lado, la consolidación del proceso de crecimiento es imprescindible y necesaria. Esperamos que el Covid nos de un respiro y que en última instancia se siga replegando en los países más importantes. A eso aspiramos, para darle una estabilidad mayor al proceso de crecimiento.

 

¿Cómo ha venido funcionando este año la Bolsa de Valores de Montevideo (BVM)?

 

La BVM ha venido funcionando dentro de un panorama estable, mejoró muy poco. Pero la BVM no es un termómetro de lo que está pasando en Uruguay, ya que no son las empresas más importantes las que cotizan en la Bolsa. De hecho, hay muy pocas empresas importantes que cotizan sus acciones. Por eso no puede ser considerada como el termómetro de la recuperación o no de las empresas y del sector productivo.

 

La BVM se está comportando correctamente, asistiendo al financiamiento de las obras públicas más importantes, como el ferrocarril y la doble vía de la ruta 5. La gente aprecia ese tipo de emisiones y las apoya. 

 

Pero la BVM no ha tenido un despegue, tal vez esté creciendo tan lento como el país en este momento.

 

¿Sería bueno desarrollar una mayor cultura bursátil en Uruguay?

 

No tengo dudas de que sería bueno. Creo que sería imprescindible para el país, lo pensé siempre, pero no es tan fácil. El uruguayo es muy conservador y hay una ofensiva muy importante de los grandes fondos de inversión internacionales y de algunas empresas locales por captar los recursos de los uruguayos.

 

Creo que no hay una contrapartida, fundamentalmente de parte del Banco Central, que permita flexibilizar los requerimientos para las emisiones de títulos de deuda y de acciones de las empresas más importantes del país. En algún momento ese proceso se tendrá que dar, se tendrá que vivir, y esperamos verlo y que todo esto fructifique. 

 

Por ahora estamos lejos de ese proceso, pero es imprescindible encararlo, por el bien del país y de su crecimiento a largo plazo.

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