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“Con suerte, entre este año y 2023 podremos cerrar el capítulo del TLC entre la Unión Europea y el Mercosur”

Entrevista con Daniel Belerati, director ejecutivo de la Cámara de la Industria Frigorífica (CIF). Contenido exclusivo para socios y suscriptores de ACG. 

 

¿Cómo analiza la actividad de la industria frigorífica en lo que va de 2022?

Con una faena históricamente récord. Ya la del año pasado fue la más alta de la historia en Uruguay, y estos primeros cuatro meses van en esa misma dirección. Se han faenado volúmenes muy interesantes; y además con una colocación muy fluida en el mercado internacional, principalmente en China. Podríamos decir que el complejo está funcionando correctamente. 

Hay materia prima, aunque no toda tiene la calidad deseada, porque los animales no están prontos. Uno percibe que hay una cantidad de productores que apuran las circunstancias del mercado ante el temor de una baja en el precio, porque estamos en niveles récord para la región y también comparado con el resto del mundo.

Todos están apretando el acelerador a fondo; ojalá dure este buen momento.

¿Cómo están sorteando los problemas logísticos en China?

Está muy complicado ese tema. La crisis sanitaria en Shanghái nos ha pegado duramente, por el tiempo en que estuvo cerrado el puerto, con el desvío de contenedores a otros puertos de China y de países vecinos. Todo eso enlenteció la cadena de aprovisionamiento. 

Es un problema serio. Ojalá China pueda dominar rápidamente los brotes de covid. Es algo de lo que Uruguay no es responsable, sino que es parte de los países perjudicados por esa situación. 

¿Y cómo viven la problemática en el puerto de Montevideo?

Esa situación está cambiando a castaño oscuro. Los problemas logísticos atribuibles al Uruguay son extremadamente serios. 

Conseguir un contenedor vacío es como sacar la grande, no porque no esté en el puerto, sino que hay que ver cuándo lo entregan, de qué forma, si no hay un paro que nos afecte. 

Después, cargar un contenedor lleno genera las mismas incertidumbres. Hay barcos que ya han salteado la escala por Montevideo. 

Creo que los privados tenemos que empezar a encarar nuestra visión de fondo. El monopolio que está ejerciendo el puerto de Montevideo en la economía del país es realmente grave

Estamos evaluando alguna situación. Hoy se presentaba un buque que va a poder llevar camiones con contenedores al puerto de Buenos Aires. Esa es una buena medida, una situación alternativa. No tiene el volumen que la carne necesita pero es una buena alternativa. 

Hace algunos meses un consorcio europeo me planteó la posibilidad de reflotar el puente Colonia-Buenos Aires. No es algo nuevo. Hubo un análisis de factibilidad, después por problemas políticos y económicos el tema quedó congelado. 

Ante estos problemas volví a tomar contacto con estos europeos para ver si realizamos de nuevo el estudio de factibilidad, complementando lo que inicialmente era el tránsito de turistas, para además asegurarle una salida y entrada fiable y permanente para las mercaderías. 

Uruguay exporta US$ 12.000 millones por año, e importa unos US$ 9.000, son más de US$ 20.000 millones, que generan un movimiento logístico muy grande. Eso se puede justificar con un peaje razonable. 

Algo tenemos que hacer porque Uruguay está perdiendo con estas medidas, con este puerto el país está colgado de un pincel

Le vendemos mercadería enfriada a Europa, que tiene que llegar en una fecha predeterminada, porque si se llega en otra fecha el arancel es altísimo. 

Hay una cantidad de cosas que están en manos de un puerto que no da las garantías necesarias. Todo esto provoca disconformidad de los clientes y pérdida de confianza en Uruguay como proveedor. 

Recuerdo que en la década de 1970 el puerto de Montevideo fue declarado “puerto sucio”, por las medidas gremiales que se tomaban. Y en aquel momento, el puerto que se declaraba sucio pasaba a tener una tarifa que era prácticamente el doble que la de aquellos puertos que eran considerados eficientes y operativos. 

Eso terminó con la Ley de Puertos, terminó con ANSE (Administración Nacional de los Servicios de Estiba) que era arcaico y nos provocaba a todos los importadores y exportadores problemas muy serios. Esta es una situación similar.

No está más ANSE, pero estamos en el mismo problema. Tenemos costos más altos desde el punto de vista del manejo de los contenedores por las terminales. La Terminal Cuenca del Plata es más cara que el puerto de Buenos Aires, que el del Río Grande, que el de Santos y muchísimo más cara que el puerto de Valparaíso. 

A todo eso hay que sumarle los costos de la Administración Nacional de Puertos (ANP), que no son competitivos. En síntesis, estamos perdiendo por todos lados, por los costos y por la falta de fiabilidad. 

Entonces, hay que buscar soluciones, hay que ser creativos. Afortunadamente en el mundo hay gente que está dispuesta a invertir y habrá que explorar alternativas. 

Tal vez debemos olvidarnos del sueño de que Montevideo fuera el puerto hub del sur del continente, y empezar a transitar el camino de la competitividad, la eficiencia, apoyando a los exportadores e importadores. 

Así como hay una gran dependencia del puerto, también la hay con el mercado chino, ¿cómo analizan ese tema?

Es un riesgo muy grande. Es altamente peligroso depender de un solo mercado, y no lo digo por China. De cada US$ 4 que exporta Uruguay más de uno corresponde a carne y productos cárnicos, y más del 60% de las exportaciones de ese producto van a un solo mercado, que en este caso es China; eso es algo altamente peligroso. 

Razones comerciales, sanitarias, económicas, financieras, políticas, cualquier cosa que afecte ese relacionamiento implicaría un gran golpe para toda la cadena. Por eso es imperioso abrir otros mercados, y eso va también de la mano de mejorar el acceso a los mercados. 

En la medida que se pueda acceder de mejor forma a Japón, a Corea, a Estados Unidos, a Canadá, eventualmente a la Unión Europea, nos va a bajar el riesgo al que estamos expuestos y nos preocupa. 

Esta preocupación no es por aspectos puntuales. Nos preocupa como nos preocupó en 2007, cuando le vendimos más de 120.000 toneladas a Estados Unidos por fuera de la cuota; o en 2008, cuando le vendimos a Rusia casi 200.000 toneladas de carne. 

Siempre que pasan esas cosas nos preocupa. Ahora se está dando esa circunstancia. Por eso tenemos que buscar mejorar y ampliar el acceso de Uruguay a los diferentes mercados.

¿La invasión de Rusia a Ucrania podría acelerar la firma del tratado entre la Unión Europea y el Mercosur?

Lo que venimos planteando, con honestidad, es que no hay continente más natural que Sudamérica. Las acusaciones de los productores franceses y polacos, que después hicieron eco en holandeses y en la Unión Europea misma, con respecto al maltrato del ambiente en Sudamérica, fueron una disculpa política. 

Ahora están necesitando carne, los productores más eficientes de carne del mundo están en el Mercosur, y es cuestión de tiempo para que ellos reaccionen. 

Hemos sido muy coherentes los países de América del Sur con la invasión de Rusia a Ucrania, reaccionando de la forma correcta. 

Al final del día lo importante es que sinceremos las cosas y que este TLC cristalice rápidamente, porque está liquidado desde el 30 de junio de 2019, solo faltan meros detalles.

Con suerte entre este año y 2023 podremos cerrar el capítulo del TLC entre la Unión Europea y el Mercosur, de una vez por todas.

¿Hay alguna fecha estimada para la firma del TLC con China? 

No. Sabemos que están trabajando, pero viene atrasado con respecto a nuestras expectativas. 

¿Un TLC con Turquía generaría alguna oportunidad de negocios para la carne?

Turquía ha tenido un comportamiento internacional en materia de carnes que es absolutamente incompatible con un mercado libre y competitivo. 

Ese país está aplicando un arancel del 225% a la carne sin hueso, la que habilitarían pero mantienen ese arancel; y por otro lado tienen a la mayor cantidad de categorías de ganado en pie entre 0% y 40% de arancel. Eso no es serio. 

Y sabemos que cuando Turquía ha hecho TLC hace concesiones en un sentido y no en el otro, siempre protegiendo su poder negociador. Ojalá se haga un TLC con Turquía, pero el futuro de la carne uruguaya no pasa por ahí.

¿Cómo ve al Mercosur?

Con mucha preocupación. El Mercosur para la carne vacuna uruguaya ha sido un retroceso, desde que se firmó en 1991. De ahí para acá la carne vacuna uruguaya ha sido beneficiada por el Mercosur en absolutamente ningún sentido. 

Es una pena que siga con esta actitud. Cuando uno mira lo que ha evolucionado Chile y lo que hemos evolucionado en Uruguay, y se da cuenta del retroceso que implica el Mercosur para los productos más legítimos que tenemos. Y por más fuerza que hacemos no nos dejan sacarnos el bozal. 

¿El sistema de engorde a corral llegó para quedarse?

Sí. En el mundo la carne terminada a corral es la más apreciada, por su terneza, color de su grasa y marketing. Hay un movimiento nuevo, vinculado a la carne de pasturas naturales, pero la carne a corral sigue siendo un negocio de trascendencia.

Y el corral uruguayo, que es libre de hormonas, cumple con los dos requisitos: calidad del producto, color de la grasa, terneza, palatabilidad. La carne uruguaya de corral es natural, a cielo abierto, en predios absolutamente controlados. 

La carne a corral tiene un mercado vigente y un potencial enorme.

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