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Vietnam e Indonesia son los ejemplos en este sentido. Si se considera la lista de países en los cuales Uruguay no está presente, estos dos son los más relevantes. Exportadores de primer nivel tienen presencia significativa en estos mercados, por lo que su atractivo es evidente. En estos países los restaurantes son la primera categoría de consumo de carne fuera del hogar, por encima de los locales de comida rápida y otros tipos de locales, por lo que las oportunidades de agregado de valor son importantes.
El economista Álvaro Pereira, jefe de Acceso de Mercados del Instituto Nacional de Carnes (INAC), señaló que existe un conjunto de mercados relevantes donde Uruguay está subrepresentado.
Esto puede explicarse por varias razones. En primer lugar, puede ser que, para algunos productos Uruguay ya esté colocado en el mejor mercado. En segundo lugar, si la carne uruguaya no llega al mercado ideal, corresponde estudiar por qué esto no sucede. Puede ser por razones arancelarias, debido al conjunto disponible de acuerdos comerciales. Por otra parte puede ser por el conjunto disponible de habilitaciones sanitarias. O finalmente, por razones comerciales y decisiones del sector privado.
El integrante de la Gerencia de Marketing de INAC explicó que la cadena cárnica nacional coloca casi 90% de su exportación en tres mercados. Hace algunos años China tiene un rol dominante, mientras que esta cifra se completa con colocaciones en los tradicionales mercados de Estados Unidos y la Unión Europea. Si uno considera la importación global, estos tres mercados no representan este guarismo, sino una cifra más cercana a 50%.
Acciones de INAC
En este marco, Alvaro Pereira detalló las acciones que ha trabajado INAC durante este año. En materia de acuerdos comerciales, el Instituto ha preparado material técnico sobre distintas alternativas para asesorar a los tomadores de decisiones. Adicionalmente, ha publicado informes para que el público general pueda aquilatar las implicancias de estos procesos.
Respecto a habilitaciones sanitarias, INAC ha colaborado con indicadores para priorizar gestiones del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), particularmente para el sector aviar.
En materia de procesos especialmente relevantes, INAC ha viajado y viajará hacia algunos países con el objetivo de conocer algunos procesos en detalle.
Finalmente, también existen mercados en los que las condiciones de acceso son ideales pero el comercio es todavía incipiente. En este sentido también existió acción institucional. La región del mundo que está en esta situación es Medio Oriente, habiendo INAC tomado rol activo en ferias en Emiratos Árabes y en Arabia Saudita. Estos dos países son importadores netos de proteínas, son mercados masivos para la carne aviar, representando más de 10% del mercado global. Para la carne bovina y ovina son mercados donde es posible el agregado de valor, como de hecho lo hacen competidores de primer nivel.
Fuente: INAC.
En el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27), los ministros de Agricultura de las Américas, dijeron que “el aumento de la inseguridad alimentaria y la situación climática global son dos crisis conectadas que plantean una enorme amenaza al planeta y deben ser abordadas en forma conjunta y urgente”. Así, los jerarcas de América buscan posicionar fuertemente al sector agropecuario en las negociaciones climáticas.
El consenso se plasmó en un documento lanzado en el evento “Abordando la crisis climática a través de la innovación agrícola y el liderazgo en las Américas”, que se realizó en el pabellón Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas en Sharm El Sheik, el balneario egipcio donde se realiza la COP27, y que contó con la participación de ministros, viceministros, y altos representantes de unos 20 países, entre ellos el del titular de la cartera de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Fernando Mattos.
En ese marco, los altos funcionarios, Rattan Lal -mayor autoridad mundial en ciencias del suelo y Enviado Especial del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) a la COP27- y el Director General del Instituto, Manuel Otero, realizaron también una advertencia sobre iniciativas y propuestas que desatienden los aportes de la agricultura a la seguridad alimentaria y al desarrollo sostenible y, en consecuencia, pueden generar además de desaprovechamiento de oportunidades un agravamiento de la crisis alimentaria y la situación de vulnerabilidad de las personas más pobres.
El ministro Mattos felicitó a IICA por la recepción que ofreció a los jerarcas y dijo “ocupamos el espacio que en la discusión climática le corresponde a la agricultura. Esto debió haber ocurrido mucho antes porque sin seguridad alimentaria no hay estabilidad política y social y porque el papel de la agricultura es central y fundamental para los países de la región”.
Agregó que desde “hace tiempo percibíamos la necesidad de estar aquí en la discusión, de donde emanan corrientes de opinión pública que son contrarias a nuestros intereses. Tenemos que preservar el derecho a la producción. Somos más que proveedores de alimentos. Tenemos un estilo de vida, tenemos que defender al productor rural. Vienen haciendo un neoproteccionismo mundial con cara de ambiente y eso lo tenemos que discutir en base a ciencia. Reivindicamos el derecho de explotar nuestros recursos naturales en forma sustentable”.
Por su parte el director General de IICA, Manuel Otero, señaló que “transformamos juntos esa gran agenda agroalimentaria del continente en una sola voz. Hicimos juntos un gran esfuerzo y logramos ese consenso. Defendemos que no puede haber sostenibilidad ambiental si no hay seguridad alimentaria. Los agricultores no pueden pagar el ajuste de las transformaciones. Debemos tener zonas rurales prósperas porque sin ellas la ecuación será imperfecta. Estamos dando como región una señal de gran madurez porque dentro de nuestra heterogeneidad tenemos una visión”.
En el documento, que había sido consensuado por ministros y altos funcionarios a partir de un encuentro organizado por el IICA en su sede central de San José de Costa Rica, del que participó el ministro Fernando Mattos y en el que se discutió el papel estratégico del sector agropecuario de la región para enfrentar el cambio climático, los países de las Américas coincidieron en que las COP presenta una oportunidad para resaltar la relevancia, los aportes y las necesidades de la agricultura de las Américas.
En esa línea, los países se comprometieron a continuar fortaleciendo la presencia de los Ministerios y Secretarías de Agricultura, Ganadería y Pesca en los ámbitos de discusión climática nacionales, hemisféricos y globales; con el apoyo del IICA y otros organismos internacionales.
En el texto del documento consensuado, también, se dio respaldo al proceso global de negociaciones climáticas que tiene un capítulo crucial en Egipto y se hizo hincapié en que debe favorecer una transición justa hacia una agricultura más adaptada, resiliente al clima, baja en emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y con mayor capacidad para secuestrar carbono.
Estos objetivos, explicaron, deben ser facilitados por mayores inversiones climáticas, niveles efectivos de financiamiento, desarrollo de capacidades y el reconocimiento de que no existen modelos únicos de producción.
Los países de las Américas conforman una región que es una de las principales productoras y exportadoras mundiales de alimentos y, al mismo tiempo, su sector agropecuario, particularmente en el Caribe y Centroamérica, pero también en el sur del continente, es altamente vulnerable al cambio climático.
En ese sentido, en el documento se señala con preocupación que la producción, medios y sistemas de vida, y recursos naturales han sido afectados, lo que ha exacerbado la pobreza y el hambre y ha incrementado inseguridad alimentaria mundial.
Prácticas sostenibles
Los ministros destacaron que la agricultura de las Américas viene fortaleciendo su sostenibilidad desde hace años, incorporando prácticas y tecnologías que tienden a un incremento sostenible de la producción de alimentos, y una reducción de su huella ambiental. “Por esta razón, afirmamos que la agricultura es parte de la solución a la crisis climática”, se lee en el documento.
Señalaron, además, que la transición en curso de los sistemas agroalimentarios hacia una mayor sustentabilidad requiere de esquemas dinámicos y efectivos de ciencia, tecnología e innovación agrícola, que fomenten la participación de la agricultura familiar y de los jóvenes y una mayor equidad de género en los sistemas agroalimentarios.
También la ciencia debe ser la base de las normas comerciales, sostuvieron, y advirtieron que las medidas adoptadas para combatir el cambio climático no deben constituir una restricción encubierta al comercio internacional.
Los ministros llamaron la atención acerca de que los costos y riesgos asociados con el impacto del cambio climático en el agro, así como las inversiones necesarias para la transformación de la agricultura, no pueden ser asumidos en forma exclusiva por productoras y productores. Se deben implementar, por esa razón, programas de financiamiento que consideren los presupuestos públicos, el financiamiento internacional para el desarrollo, los sistemas bancarios y los mercados de capitales.
En el documento, al mismo tiempo, los países de las Américas asumieron el compromiso de fortalecer el desarrollo de buenas prácticas agropecuarias y pesqueras orientadas a la mejora en la gestión del agua, la salud y recarbonización de los suelos, la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos, el fomento de la bioeconomía y la economía circular, el uso racional y preciso de fertilizantes, el fomento de los sistemas agrosilvopastoriles y otras medidas que proveen beneficios compartidos.
Fuente: MGAP
Desde este domingo 6, los ojos del mundo estarán enfocados en Sharm el-Sheikh, Egipto, donde se realizará la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP27).
El lema de esta COP27 es “juntos hacia la implementación”, señalando la necesidad de finalizar los acuerdos firmados en encuentros anteriores, para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, por ejemplo.
En la última edición, realizada en Glasgow, Escocia, se firmaron metas climáticas más ambiciosas por parte de los países presentes.
Expectativa
Según la especialista brasileña en derecho ambiental, Dra. Juliana Mattei, la victoria de Luis Inácio Lula da Silva en Brasil y su presencia en la edición de la COP27 de este año, calentó los ánimos en relación a la participación de Brasil.
Lula concurrirá invitado por el presidente egípcio, Abdel Fatah al-Sissi.
“La expectativa es muy grande, especialmente para saber lo que Lula pueda anunciar en cuanto a metas para los próximos cuatro años. Además, se espera que anuncie el nombre del próximo ministro de Medio Ambiente en ese marco. Cabe recordar que la protección del Amazonas fue un tema muy relevante durante las elecciones”, dijo Mattei.
“También hay gran expectativa en relación a los resultados de los acuerdos firmados por Brasil en la edición anterior de este evento”, agregó.
Fuente: Canal Rural de Brasil.
El Fondo JBS para la Amazonia (FJBSA) ha seleccionado siete iniciativas que recibirán apoyo financiero para promover acciones de preservación de la selva amazónica, mejorar la calidad de vida de las comunidades tradicionales e indígenas y fomentar el desarrollo científico y tecnológico en el bioma. En total, ya se han comprometido US$ 11,42 millones en 12 proyectos apoyados por el Fondo en sus dos años de funcionamiento. Las nuevas iniciativas se centran en la ciencia y la tecnología.
Los proyectos seleccionados incluyen la promoción de la investigación científica y acciones que estimulen la bioeconomía, involucrando cadenas de producción de cultivos como los frutos secos, el cupuaçu y los hongos. Es la primera vez que el Fondo apoya un proyecto en tierras indígenas centrado en la estimulación de la cadena de la castaña, la producción de artesanía y la formación de una red de semillas forestales.
“Los nuevos proyectos apoyados fomentan la investigación y el desarrollo de ingredientes y productos a partir de la biodiversidad del bioma amazónico, generando negocios para la región”, dijo Joanita Maestri Karoleski, presidente del FJBSA. “Se trata de proyectos innovadores que, sin duda, aportarán grandes contribuciones a la cadena de producción amazónica y a las comunidades locales”, añadió Andrea Azevedo, directora de Programas y Proyectos de la FJBSA.
El equipo técnico analizó más de 100 propuestas con criterios objetivos para seleccionar las iniciativas. Los proyectos también se sometieron a un análisis estratégico por parte del Consejo Asesor y a una verificación detallada del mérito de la propuesta de trabajo por parte del Comité Técnico. Ambos consejos forman parte de la gobernanza externa del FJBSA y, después de todo este proceso, se deciden las acciones a apoyar.
La FJBSA opera según la lógica de la innovación con propósito, es decir, la innovación debe responder a las demandas de las comunidades de forma inclusiva y participativa. Un ejemplo de ello es el apoyo al desarrollo del bioplástico (polipropileno verde). La iniciativa pretende dar escala a una investigación ya existente, en la que el residuo de cáscara de nuez de Brasil será preprocesado en la propia comunidad, a través de sus cooperativas o asociaciones, y enviado a las industrias para ser insertado en la composición del plástico.
La investigación, desarrollada en colaboración con institutos y universidades de la Amazonia, busca determinar la proporción factible de la cantidad de materia prima que será biodegradable, reduciendo así el uso de combustible fósil en su producción. Una fábrica situada en la Zona Franca de Manaos está dispuesta a probar este resultado ya a escala industrial.
Así, el proyecto pretende reducir el impacto de la cadena del plástico en el medio ambiente y, al mismo tiempo, generar ingresos a la comunidad a partir del uso de un producto que habitualmente se desecha. Además, contribuye a desarrollar, en el estado de Amazonas, un producto biodegradable que promueve la economía circular y los negocios comunitarios.
Dos de las siete nuevas iniciativas serán en asociación con Embrapa, resultantes del primer ciclo de inversiones del Fondo – en 2021, la FBJSA y la empresa estatal firmaron un Acuerdo General de Cooperación.
Uno de ellos se dedicará al desarrollo de la inteligencia artificial aplicada a la automatización de los bosques y a la espacialización del carbono, con el fin de comprender su dinámica en diferentes usos del suelo.
La otra línea de investigación se centrará en la innovación social y se llevará a cabo con la Asociación de Productores Rurales de Carauari (ASPROC), con el fin de mejorar los resultados del proyecto “Pesca justa y sostenible”, aprobado por el Fondo el año pasado.
Fuente: Eurocarne Digital.
Después de años de investigación frenética y licencias comerciales aceleradas, los corrales de engorde de ganado de Australia ahora pueden comprar asparagopsis, un alga nativa australiana que se promociona para reducir las emisiones de metano en “90% a 95%” cuando se alimenta a vacas y ovejas.
La primera venta mundial de asparagopsis fue anunciada este mes por CH4, una de las tres empresas con licencia para vender el aditivo para corrales en Australia.
El procesador de carne del sur de Australia, CirPro, fue el comprador. “Estamos muy orgullosos de ser los primeros en poder anunciar un suministro comercial al mercado”, dijo el gerente general de CH4 Australia, Adam Main.
La asparagopsis ha sido objeto de numerosos ensayos de investigación y un esfuerzo de comercialización acelerado desde que se identificó por primera vez como una forma de reducir las emisiones de metano de los animales rumiantes.
El jefe de CirPro, Reg Smythe, dijo que la instalación de Port Pirie preparada para recibir la asparagopsis estaría en pleno funcionamiento el próximo año. “Estamos comenzando con cantidades relativamente pequeñas y creciendo de acuerdo con la capacidad de CH4 para fabricar el suplemento”, comentó.
Los rumiantes, incluidas las vacas, las ovejas y las cabras, producen metano a través de la digestión, que es responsable de aproximadamente el 10% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de Australia, según CSIRO.
Venta de algas
La venta se produce después de cuatro años de investigación y desarrollo por parte de CSIRO, Meat and Livestock Australia y la Universidad James Cook. El aditivo se patentó en 2020 y la producción se amplió rápidamente.
Main dijo que CH4 se ocuparía exclusivamente de corrales de engorde y procesadores de carne a gran escala antes de expandir su oferta a otros tipos de rubros en el futuro. “Nos estamos enfocando en la industria de corrales de engorde aquí en Australia, pero nuestra operación en Nueva Zelanda definitivamente está mirando al mercado lácteo”, señaló.
Agregó que “también debemos crecer para poder brindar nuestra tecnología a aquellos animales que ven menos gente y no reciben alimentación suplementaria, la ganadería extensiva”.
¿Australia primero?
Los derechos de patente internacional para vender asparagopsis como aditivo para corrales pertenecen a FutureFeed, una rama de CSIRO, propiedad del gobierno australiano, con respaldo privado de Woolworths Group, GrainCorp, Harvest Road y Sparklabs Cultiv8.
Las licencias para cultivar y vender las algas, que son endémicas de Australia y Nueva Zelanda, se han otorgado en el extranjero. Y si alcanza su potencial de reducción de emisiones, el mercado comercial internacional de asparagopsis podría valer miles de millones de dólares por año.
Si bien los productores australianos tienen la ventaja de ser los primeros en moverse, los licenciatarios internacionales, incluido el CH4, están trabajando para producirlo en el extranjero.
“El suministro para todo el ganado y todas las ovejas [en Australia] podría provenir del sur de Australia”, dijo Main.
Explicó que “El enfoque siempre debe ser, y lo es para mí, crear una industria aquí que pueda satisfacer las necesidades de Australia, pero que también sea un importante exportador. Sin embargo, para tener el alcance completo y llevar este producto a la mayor cantidad de vacas posible en poco tiempo, estamos buscando replicarlo en otras partes del mundo”.
Trabajo en progreso
La investigación sugiere que se necesita incluir muy poca asparagopsis en el alimento de un animal rumiante para que sus emisiones de metano caigan en picada. “Digamos que la ingesta de materia seca de una vaca es de 14 kilos por día”, dijo Main.
Administrar la cantidad de asparagopsis que consume un animal es difícil fuera de un corral de engorde, al igual que medir cuánto reduce realmente el aditivo para alimentos las emisiones de metano en un establecimiento extensivo.
Meat and Livestock Australia continúa trabajando en una gama de herramientas y tecnologías para que los productores reduzcan las emisiones de manera rentable y aumenten la productividad al demostrar credenciales de administración ambiental, dijo su director gerente Jason Strong.
Esas credenciales podrían, en última instancia, tomar la forma de comercialización de productos cárnicos o créditos de carbono respaldados por el gobierno.
“La tecnología está siendo revisada en este momento por el Fondo de Reducción de Emisiones para ser aceptada por el esquema de crédito de carbono del gobierno”, dijo Main.
Mientras que Smythe sostuvo: “no confiamos en esquemas de créditos de carbono, pero creemos que será parte de la combinación general”.
Fuente: ABC Rural News.
La industria de la carne de res australiana ha publicado su último informe sobre emisiones y afirma estar progresando, pero ¿es lo suficientemente rápido para los mercados de exportación, que exigen cada vez más acciones contra el cambio climático?
Las emisiones están disminuyendo a medida que los agricultores aumentan la cantidad de cobertura del suelo en sus potreros, la limpieza de la tierra se ha ralentizado, la biodiversidad está creciendo y los frigoríficos han construido sistemas que atrapan los desechos y los desvían de los vertederos.
Mark Davie, presidente del grupo directivo que administra el Marco de Sostenibilidad de la Carne Bovina de Australia (ABSF, por sus siglas en inglés), dijo que Australia tenía un papel fundamental para enfrentar el desafío de alimentar a una población mundial en crecimiento.
“El Marco de Sostenibilidad de la Carne Bovina de Australia es una herramienta clave para garantizar que podamos ofrecer carne de alta calidad que sea poderosamente nutritiva y producida de manera sostenible”, dijo.
Pero los grupos ecologistas se quejan del impacto de la ganadería en el planeta en lugares como Brasil, donde el Amazonas está siendo talado para el pastoreo y las emisiones de metano del ganado contribuyen al calentamiento global.
Algunos de los principales socios comerciales de Australia también están presionando para que se tomen más medidas.
Nuevos impuestos y prohibiciones
La Unión Europea está analizando nuevas reglas que prohibirían las importaciones de productos vinculados a la deforestación, mientras que Japón acaba de anunciar regulaciones que exigen que las empresas informen sobre las emisiones de Alcance Tres o de “terceros” a la bolsa de valores de ese país.
Pauliina Takabe, de la empresa japonesa Starzen, se encuentra en Sídney analizando el sistema australiano de notificación de emisiones después de que cambiaran las reglamentaciones en su propio país.
Su empresa utilizará datos de la industria para informar sobre las emisiones causadas por los productos australianos que importan.
El economista de NAB Bel Quince también está viendo señales claras de los mercados de exportación sobre la necesidad de cambiar en los próximos dos o tres años.
“Necesitamos leer las hojas de té en lo que viene dado que las empresas están analizando las emisiones de alcance uno, dos y ahora de alcance tres”, dijo.
Los bancos en Australia están apoyando a los agricultores para que tomen medidas sobre la sostenibilidad al ofrecer “préstamos verdes”, para financiar proyectos que reducen las emisiones o almacenan carbono en el suelo.
La industria de la carne confía en el objetivo para 2030
Mark Davie confía en el historial de la industria de la carne vacuna hasta el momento.
“Cumpliremos con el objetivo debido a los sumideros de carbono que tenemos, el vasto sistema de producción”, dijo.
Pero le preocupa el impulso de la UE para un compromiso de cadena de suministro de no deforestación.
A modo de ejemplo, dijo que lo que se identificó como desbroce de tierras en Queensland lo que eran principalmente matorrales Brigalow o Mulga, utilizados por los agricultores en épocas secas para alimentar a su ganado.
Vuelve a crecer durante varios años, por lo que no lo ve como deforestación.
También le preocupa el plan del gobierno de Nueva Zelanda de aplicar un impuesto sobre el metano del ganado para reducir las emisiones en ese país y dijo que los productores necesitaban impulsar la conversación hablando más sobre las cosas que ya estaban haciendo para preservar la naturaleza.
Esos proyectos solo sucederían, dijo, porque había un negocio operando en la tierra que hizo que todo el trabajo de sostenibilidad fuera financieramente viable.
“Probablemente estén ejecutando diez proyectos ambientales en su propiedad sin siquiera saber… el manejo de cosas como perros salvajes, poder recuperar poblaciones de cisnes y aves nativas, y sin ganado en ese paisaje, esas cosas no suceden”, dijo. dijo.
La tecnología innovadora ayudará a llegar a cero neto
Australia ha estado a la vanguardia del desarrollo de aditivos alimentarios que reducirán significativamente la cantidad de metano que emiten las vacas, pero hay un par de otros desarrollos que también podrían reducir significativamente las emisiones del sector.
El primero está siendo desarrollado por nuevas empresas en América del Norte, que buscan nuevos sistemas de envasado para permitir que la carne fresca se almacene a temperatura ambiente hasta por dos años.
Fuente: abc.net.au
¿En qué está trabajando INIA sobre el impacto ambiental de la ganadería?
Con el presidente José Bonica trabajamos en el plan estratégico de INIA para los próximos cinco años. Tratamos de definir a dónde apuntar la mira. Para eso nos reunimos con las principales gremiales agropecuarias y con algunos referentes gremiales e instituciones, como Fucrea, por ejemplo.
La idea era ver con ellos cuáles son las prioridades, dónde ven las principales carencias de información, en qué puede ayudar la investigación de INIA a resolver problemas.
Con la variedad de producción que hay en Uruguay, hubo también mucha variedad de definición de demandas, de necesidades. Pero un tema siempre estuvo en todos los rubros que discutimos: necesitamos entender mejor cuál es el impacto ambiental que tiene nuestro sistema de producción, desde las frutas y hortalizas hasta la ganadería y los sistemas agrícola-ganaderos.
¿Existe conciencia sobre esa problemática y hay voluntad de trabajar en una solución?
Sí, hay muchísima conciencia. Creo que hay dos cosas que mueven esa preocupación. Una es que la gente entienda que realmente tenemos que hacer algo para cambiar el impacto sobre el ambiente en general y sobre el clima en particular. Que se entienda que esto no es un invento, es una realidad.
Empezás a pensar en tus hijos, en tus nietos, en que querés dejarles un planeta igual o mejor al que tuvimos. Eso es parte de su preocupación personal, como productor y como ser humano.
Y después, hay otra parte que son los mercados. Hay que demostrar que la manera en que estás produciendo es sostenible, es ambientalmente correcta, y eso es algo que se exige cada vez más.
Está pasando en China, sin ley ni política pública que lo exija. El comportamiento de la sociedad y del consumidor en China hace que hoy compre solo la carne que tiene un código QR, con cierta trazabilidad.
Probablemente eso esté muy afectado a todo lo que pasó con la pandemia, nos volvimos todos más preocupados; y los mercados van a ser cada vez más exigentes en que les demuestres que la manera en que producís alimentos es sostenible.
Se exige inocuidad de los alimentos y sustentabilidad ambiental en su producción.
Por supuesto que los alimentos son inocuos, pero además tenés que demostrar que estás produciendo de manera amigable con el medio ambiente. Y además, es probable que haya nichos de mercado que solo compren productos que certifiquen todo esto.
Me pasa con mis hijas, que no compran ciertas marcas de ropa porque saben que emplean mano de obra infantil. Escuché 1.000 veces a gente joven que dice que no compra algo porque es el resultado de la deforestación de los bosques tropicales, y no quiere ser cómplice de algo que es espantoso para el planeta.
La gente joven, sobre todo, le da cada vez más importancia a estos temas, y esto se puede volver una barrera para seguir entrando a los mercados.
Y en ese contexto, ¿qué fortalezas tiene Uruguay?
Por suerte Uruguay hace muchas cosas bien, que en algún momento pueden ser un valor agregado ambiental, como la manera en que se produce carne.
En el 90% de los casos es realmente espectacular, porque se produce en un ecosistema natural, que se llama campo natural, que permite mantener la biodiversidad cuando está bien manejado.
El productor quiere mantener la biodiversidad, que no es más que permitir que haya muchas especies distintas de pastos y de tréboles, porque esa es la mejor garantía cuando tengas un problema de sequía o un problema climático, siempre va a haber alguna de esas especies que va a aguantar mejor.
Al productor le sirve tener esa biodiversidad, y desde el punto de vista ecológico es una cosa muy buena, estás manteniendo un ecosistema natural, no lo estás destruyendo.
Cuando está bien manejado, las emisiones de metano se pueden contrarrestar con carbono que se está fijando a través de la fotosíntesis de las pasturas y que se mete en el suelo. Entonces, se emite carbono, como metano, pero también se está metiendo carbono al suelo, a través de la fotosíntesis.
¿Y qué oportunidades tiene la ganadería en ese sentido?
En el caso particular de la carne creo que hay oportunidades muy buenas. Pero para poder hacer esto, se precisa información científica bien robusta, que pueda terminar en certificados o en diferenciar la producción uruguaya de otros tipos de producción de carne.
Eso requiere de buena ciencia, porque tenés que ser capaz de demostrarle a cualquiera que vengan a Uruguay a medir lo que estamos certificando.
Un rol de INIA es asegurarse que identificamos cuáles son los indicadores de esa sostenibilidad. Es toda una línea de investigación importantísima y que Uruguay, a través de INIA y Facultad de Agronomía, hace mucho tiempo que la hizo.
Pero ahora tenemos que apuntar más todavía, para que sea científicamente robusta pero también aplicable; que el productor o alguien lo pueda hacer y diferenciar de esa manera la producción en los buenos sistemas.
En Uruguay hay sistemas de producción que están muy bien manejados y otros que no tanto. La cuestión es identificar qué medir, cómo medir, lo que quiere decir eso para el cambio climático, para la calidad del agua y para la biodiversidad.
¿Qué resultados arrojaron los primeros trabajos científicos sobre estos temas?
Una de las cosas que tenemos que atacar es el tema de las emisiones de metano. El rumiante, la vaca o la oveja, tiene una capacidad increíble de tomar una fibra que no es un alimento para el ser humano y, a través del rumen, convertirlo en un alimento que sí es nutritivo para las personas.
Eso lo puede hacer porque tiene microorganismos en el rumen, que son capaces de atacar esa fibra y convertirla en algo más nutritivo.
En ese proceso se genera el metano, un gas que tiene un poder de calentamiento de la atmósfera bastante más grande que el dióxido de carbono; ese es un tema a considerar.
Lo que se ha hecho en INIA es medir esas emisiones. Cómo cambian las emisiones dependiendo de la dieta del animal. Cuanto mejor sea la calidad de la dieta menos fibra tendrá y menos metano por kilo de carne se produce.
La otra cosa que se está haciendo es ver si hay un potencial genético; si por mejoramiento genético del animal se pueden disminuir las emisiones de metano.
INIA tiene experimentos en los cuales mide muy precisamente cuánto come un animal y cuánto de eso se convierte en carne. Cuanto más alta sea esa conversión, menos metano se va a estar produciendo; esos son los animales más eficientes.
Hay una línea de trabajo que consiste en ver si con mejoramiento genético se aumenta la eficiencia.
Hay otra línea de trabajo que propone medir directamente, con unos aparatos, la cantidad de metano que está produciendo un animal.
Allí depende de lo que están comiendo los animales, si es una pastura que tiene mucha gramínea o mucha fibra, o tiene una mezcla con leguminosa.
Lo otro es algo más natural. Cómo manejar el campo natural de manera que lo que coma el animal tenga el mayor valor nutritivo posible y, por lo tanto, la mayor eficiencia de conversión.
Son diferentes líneas de trabajo para mejorar el tema de las emisiones, del impacto ambiental en la producción de carne.
El campo natural permite capturar carbono y mantener la biodiversidad.
Uno tiende a fijarse mucho en el tema carbono y metano, pero lo que no se puede olvidar es que un sistema de producción basado en campo natural está haciendo otras cosas.
No solamente si está bien manejado las emisiones son bajas, sino que además está conservando un ecosistema natural.
En las cuencas donde hay mucho campo natural la calidad del agua es mucho mejor que en otras cuencas con otros usos del suelo. Entonces, además de estar produciendo carne de una manera amigable, se aportan servicios ecosistémicos con esta manera de producir.
Además de producir carne se mantiene un ecosistema natural, una buena calidad de agua, manteniendo esa biodiversidad. No tenemos que focalizarnos sólo en la cantidad de metano, hay también otra cosa que es la huella ambiental.
Uruguay tiene muchos casos de buen manejo y de buena producción de carne en campo natural, que es ambientalmente muy buena.
¿Y qué papel juega la forestación?
Es un buen ejemplo la manera como se hace forestación en Uruguay. Con la Ley Forestal se seleccionaron suelos, que por supuesto no son agrícolas, pero que desde el punto de vista de producción de pasturas son los que tienen más baja productividad.
Entonces, destinar esos suelos con menor capacidad de producción de pasturas a la forestación es una idea bien razonable. Al país le significa una entrada importantísima de dinero, pero además esos suelos, que son bastante pobres para otros usos, los vuelve muy productivos.
Y adicionalmente, mientras están creciendo todos esos árboles, se está fijando carbono en la atmósfera y transformándolo en madera, hojas y raíces; está limpiando la atmósfera de dióxido de carbono.
En Uruguay es mucha la cantidad de carbono que se está fijando, que se está secuestrando en los montes de forestación.
¿La hipótesis sería que Uruguay es neutro en la emisión de carbono?
Hay varias cosas. Todos los países tienen que hacer un inventario de gases de efecto invernadero. Uruguay es de los países que más inventarios ha hecho desde los años 90. Para hacer esos balances hay que tomar a todo el Uruguay y hay que hacer una cantidad de cálculos bastantes groseros, porque no se puede hacer predio por predio.
La comunidad científica desarrolla coeficientes que te dicen si acá tenés tanta cantidad de rumiantes y tanta cantidad de campo natural, se espera que las emisiones sean tantas. Usando esta metodología, Uruguay tiene un balance neto positivo, por lo tanto, emite más de lo que secuestra.
Pero hay que afinar un poco los datos, porque hay que ver la variabilidad de los valores de esto que se hace a nivel de todo el país. No es lo mismo la emisión de un campo bien manejado que de un campo mal manejado.
El metano es el gran contribuyente para que Uruguay aparezca como emisor neto, porque tiene casi 30 veces más poder de calentar la atmósfera que el dióxido de carbono.
Pero hay que tener en cuenta que cuando se emite un kilo de dióxido de carbono a la atmósfera, ese kilo se va a quedar por 1.000 años, acumulándose con los que se sumaron desde hace 1.000 años. En cambio, el metano se queda entre 10 y 15 años.
Entonces, como hay tanta diferencia en la vida útil del metano con respecto al dióxido de carbono, la comunidad científica está proponiendo desde hace años otra manera de medir.
El potencial de calentamiento del metano efectivamente es 30 veces superior, pero si se considera su corta vida útil, ese potencial de calentamiento se vuelve mucho menor. A tal punto, que si se utiliza ese índice de calentamiento del metano que considera la vida útil, el inventario de gases de efecto invernadero de Uruguay se vuelve negativo.
O sea que, en ese caso, es más lo que secuestra Uruguay por el uso del suelo y la forestación que todo lo que se emite por los demás procesos.
Por lo tanto, dependiendo de la unidad que se utilice para comunicar el inventario, Uruguay puede dar positivo o negativo. Esta otra unidad se está discutiendo ahora en la comunidad científica.
¿Esa metodología fue propuesta por Uruguay?
No, es propuesta por la comunidad científica internacional. Está en discusión porque las dos cosas son válidas, no es que una esté mal.
La unidad de potencial de calentamiento del metano que se venía usando hasta ahora no consideraba el tiempo de vida útil que tiene ese metano. Entonces, lo que está proponiendo ahora la comunidad científica es considerarlo, porque es totalmente diferente. Lo que se está haciendo ahora es publicar los dos inventarios.
Hay quienes discuten la teoría del calentamiento global ¿Existen posibilidades de que no sea real?
No. Ese argumento no lo puede defender alguien que tenga una mínima formación científica. Es imposible defenderlo. No hay dudas.
La comunidad científica internacional está organizada en el IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático, por su sigla en inglés), que hace informes cada cinco años sobre el estado del conocimiento científico en relación al cambio climático.
El último informe, que va a salir a fines de este año o principios del año que viene, asevera que es inequívoco que el clima está cambiando por acción del hombre. Ya no hay dudas.
Es verdad que el clima siempre cambió, si uno mira los millones de años de historia hubo variaciones muy grandes, pero nunca pasó, como en los últimos 100 años, que el clima haya cambiado tanto. No tiene sentido discutir si existe o no cambio climático, porque esa es una discusión que ya está superada.
La otra discusión que se da es cuánto de esto se debe a la acción del hombre y cuánto no. Es bastante infértil. Lo que no hay dudas es que la acción del hombre impacta, entonces, lo que debemos hacer es todo lo posible por reducirla, no importa en qué porcentaje.
Todo lo que podamos hacer para mejorar será beneficioso para toda la humanidad.
Lo que hay que hacer es eliminar los combustibles fósiles. El día que se descarbonicen las economías del mundo vamos a avanzar muchísimo.
No hay que distraer la atención. Me preocupa que se discute mucho sobre el impacto de los rumiantes, sobre el impacto de la basura, que son importantes, pero no podemos distraer la atención de un factor fundamental: hace 300 años que estamos metiendo carbono que estuvo durante millones enterrados bajo la tierra, como el petróleo o el gas, y lo estamos inyectando a la atmósfera del planeta.
Después tenemos que enfocarnos en las otras cosas, los rumiantes, la basura, los procesos industriales, pero no podemos distraer la atención del problema principal.
¿Qué indican los últimos datos sobre La Niña para el próximo trimestre?
Este jueves se reunió el grupo de científicos que se dedica a esto en el IRI (Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad, de la Universidad de Columbia) y el pronóstico no cambió mucho respecto al mes anterior.
Al IRI se le envían los mejores modelos climáticos que hay en el mundo, este los procesa y genera pronósticos para los próximos tres meses.
Hay una zona del océano Pacífico, que va desde Perú hacia Australia, que hay años que está más fría de lo normal (Niña) y otros que está más caliente de lo normal (Niño).
Cuando es Niña, en Uruguay aumentan las chances de que en primavera y verano llueva menos. Los pronósticos para noviembre, diciembre y enero muestran que el escenario más probable es que llueva menos de lo normal.
Eso es completamente distinto a decir que se viene una sequía va a llover menos de lo normal. Está diciendo que el escenario más probable es que llueva menos.
¿Cuesta hacer entender que los pronósticos son probabilidades?
Exactamente. La pandemia nos dejó el concepto de mover perillas. Cuando tenemos un pronóstico que dice que el escenario más probable es que llueva menos, tenemos que ver qué perillas mover para minimizar los problemas por la falta de lluvias. Esto no quiere decir que no se plante nada para el verano o que se tenga que vender todo el ganado porque se viene una seca. Eso es un disparate.
Tenemos que hacer lo que se hizo tan bien con la pandemia en Uruguay. En el agro, con los pronósticos, hay que hacer lo mismo.
Normalmente el productor agropecuario ya tiene un sistema bastante rígido, rotaciones programadas, su sistema de ventas de ganado, uno no puede apagar la llave ante un pronóstico.
Si bien los ganaderos estadounidenses han trabajado para revitalizar la calidad de la carne vacuna y la eficiencia de su producción durante los últimos 30 años, los consumidores suelen ser el objetivo de mensajes poco halagadores de una letanía de grupos activistas.
Ese hecho apareció por primera vez como una preocupación de calidad en los cinco primeros puestos de la Auditoría Nacional de Calidad de la Carne Vacuna (NBQA) de 2011: “Cómo y dónde se cría el ganado”.
Un grupo u otro alienta regularmente a los consumidores de hoy a comer menos carne para ayudar a mitigar el cambio climático, lo cual es un intento de buscar una solución simple a un problema complejo, que pasa por alto el papel único que juegan el ganado y otros rumiantes en diversos ecosistemas.
Recientemente llamó la atención un informe particularmente sensacionalista: un estudio de Nature Food, que afirma que “sustituir solo la mitad de una porción de carne vacuna por un puñado de nueces, verduras, frutas y mariscos, podría proporcionarle 48 minutos adicionales de vida saludable y reducir su huella de carbono 33%”.
Si bien la reacción inicial podría ser ignorar tales informes, los productores de ganado deben reconocer que, junto con las amenazas de los activistas del bienestar animal y las vigorosas campañas de marketing de los vendedores alternativos de proteínas, parece plausible una interrupción en el futuro de la ganadería.
De hecho, un funcionario gubernamental anónimo fue citado en la NBQA de 2016 diciendo: “La percepción es la realidad e impulsa más la regulación que la ciencia”.
Por tanto, los criadores e invernadores de ganado se enfrentan a la tarea de seguir produciendo más con menos, más carne de la más alta calidad de manera sostenible.
Una nueva iniciativa
Drovers y Farm Journal reconocen que las demandas cambiantes de los consumidores crean desafíos nuevos y, a veces, difíciles para los productores de carne vacuna. En un esfuerzo por ayudarlo a enfrentar estos desafíos, se lanzó Trust In Beef ™, una nueva iniciativa alineada con Trust in Food de Farm Journal, programa que le brindará a los consumidores puntos de prueba reales de la mejora continua del desempeño ambiental de la carne vacuna de Estados Unidos.
De manera similar, la Asociación Nacional de Ganaderos de Carne ha lanzado una iniciativa para responder a las demandas de los consumidores de una mayor transparencia en torno al bienestar animal, la trazabilidad y la sostenibilidad, con el lanzamiento de los objetivos de sostenibilidad de la industria ganadera de Estados Unidos.
En agosto Marty Smith, expresidente de la NCBA en 2021, productor y abogado de Wacahoota, Florida, dice que los objetivos se centran en cuatro áreas críticas:
“Los ganaderos y las ganaderas han demostrado su compromiso con la sostenibilidad durante generaciones”, dijo Smith. “Los productores merecen reconocimiento por el uso de prácticas y tecnologías de vanguardia que minimizan el impacto ambiental. Al establecer objetivos, nos comprometemos públicamente con la mejora continua y el establecimiento de objetivos para medir esos esfuerzos”.
Por otra parte, la iniciativa Drovers ‘Trust In Beef ™ se compromete a ayudar a los productores de carne vacuna en su camino hacia la sostenibilidad.
“Nuestra visión es que amplificamos y extendemos el gran trabajo de muchas partes interesadas que ya trabajan en este tema”, dijo Amy Skoczlas Cole, vicepresidente ejecutiva de Trust In Food ™ de Farm Journal. “Pero también esperamos impulsar la cohesión, simplificando el proceso para que los productores de ganado enfrenten los desafíos de un mundo cambiante. Es por eso que estamos aprovechando toda la fuerza de Drovers, una voz confiable desde 1873″.
Puntos en común
A principios de este año, se encuestó a más de 900 productores de ganado de 43 estados para comprender mejor sus perspectivas, creencias y acciones con respecto a la sostenibilidad. El 79% de los encuestados dijo que los productores de carne de Estados Unidos “deberían cambiar sus estrategias de gestión de la producción para satisfacer la demanda de los consumidores”.
Sin embargo, la mayoría de los encuestados, el 56%, dijo que la operación promedio de la ganadería de Estados Unidos es “algo, pero no completamente, ambientalmente sana”, mientras que el 40% de los encuestados dijo que los establecimientos son “muy respetuosos con el medio ambiente”.
Lo más importante de nuestra encuesta fue que los productores de hoy saben que la industria está cambiando, pero muchos no están seguros de lo que pueden y deben hacer y del impacto que pueden tener.
Autor: Greg Henderson
Fuente: AG Web
Foto: AG Web – Miranda Reiman
Una vacuna de metano para bovinos que se está desarrollando en Nueva Zelanda podría ser un gran cambio para las emisiones animales a nivel mundial, según el presidente del Consorcio Pastoral de Investigación de Gases de Efecto Invernadero , el profesor Jeremy Hill.
Hill, que es el director de ciencia y tecnología de Fonterra, dice que la vacuna de metano en la que está trabajando tiene como objetivo introducir anticuerpos en la saliva de una vaca, que luego pasan al rumen del animal y se unen con los metanógenos que convierten el hidrógeno en metano, un potente gas de efecto invernadero.
“Ese sería el gran avance porque, en teoría, una vacuna podría implementarse en cualquier sistema de producción animal”, dijo Hill a los periodistas en las instalaciones de investigación y desarrollo de Fonterra, en Palmerston North, a principios de este mes.
El sistema agroalimentario mundial produce entre el 20% y 30% de las emisiones mundiales. Nueva Zelanda representa alrededor del 0,16% de las emisiones globales, la mitad de las cuales provienen del agro y una cuarta parte de los productos lácteos.
Para ayudar a Nueva Zelanda a reducir sus emisiones, el consorcio de grupos de la industria ganadera ha invertido con fondos gubernamentales equivalentes alrededor de US$ 58 millones en investigación y desarrollo de opciones de mitigación de emisiones para los ganaderos desde 2003, según su presentación a la Comisión de Cambio Climático .
La investigación sobre una vacuna de metano ha costado unos US$ 3 millones al año durante más de una década, y Fonterra contribuye con casi US$ 700.000, dice Hill.
Una vacuna de metano sería un verdadero cambio de juego, no solo para Nueva Zelanda y el sector lácteo mundial, sino también para la producción de alimentos basada en el ganado, ya que probablemente se aplicaría a múltiples especies de rumiantes como ganado vacuno, ovino y ciervos, explicó.
Una vacuna también podría usarse en diferentes tipos de sistemas agropecuarios y, a diferencia de otras posibles soluciones, no dependería de un determinado tipo de sistema de alimentación.
Hill citó el ejemplo de India, donde 70 millones de pequeños agricultores poseen unas pocas vacas cada uno. Muchas otras soluciones potenciales para mitigar los gases de efecto invernadero serían difíciles de implementar en ese entorno, pero se podría agregar fácilmente una vacuna al gran programa de vacunación existente en el país.
Sin embargo, el desarrollo de la vacuna es “muy desafiante” debido al mecanismo utilizado, admitió.
“Hemos demostrado en principio que nada nos impide hacer esto. Podemos desarrollar los anticuerpos adecuados y podemos conseguir que los animales los produzcan. Pero hacer que eso funcione para que obtengamos una gran cantidad de anticuerpos que luego pasen a la saliva, al rumen, sigue siendo el obstáculo que estamos tratando de superar. Así que es prometedor, pero de ninguna manera seguro que podamos hacerlo todavía. Sería el mayor cambio de juego si podemos hacer que funcione, pero es un gran desafío”, comentó.
Hill dice que el consorcio quiere dar a la investigación sobre la vacuna “un gran impulso” durante los próximos cinco años, utilizando los mejores recursos posibles.
Aseguró que se está trabajando mucho, con la colaboración de la industria y del gobierno para desarrollar prioridades para las tecnologías de mitigación de gases de efecto invernadero, y es “muy probable” que el desarrollo de vacunas de metano siga siendo una prioridad basada en el trabajo del consorcio que ha estado liderando.
La Comisión de Cambio Climático de Nueva Zelanda señaló en su informe final publicado el mes pasado que la financiación gubernamental que apoya la investigación y el desarrollo en el sector agropecuario finalizará en los próximos años.
El contrato del consorcio con el gobierno finaliza el próximo mes, y la inversión del gobierno en investigación y desarrollo centrada en las emisiones de metano biogénico agrícola está asegurada hasta 2025, pero no hay un plan a largo plazo más allá de esa fecha, sostiene el informe.
“Se necesita un plan claro a largo plazo que establezca dónde se debe orientar la inversión, incluidos los mecanismos para implementar ese plan”, dice la comisión.
Hill explicó que se han dedicado importantes recursos al desarrollo de vacunas para Covid-19, y aquellos grupos que no tuvieron éxito en la producción de una vacuna Covid podrían estar disponibles para otros proyectos.
“Hay mucha más capacidad que podemos aprovechar actualmente, así que ahora es el momento de atacar y aprovechar algunos de esos recursos que han estado trabajando, por ejemplo, en el desarrollo de la vacuna Covid”, afirmó.
Además de Fonterra, los accionistas del consorcio incluyen Beef and Lamb New Zealand, DairyNZ, Deer Industry NZ, AgResearch, Fertilizer Association, Landcorp y PGG Wrightson Seeds.
Los miembros asociados del consorcio incluyen el Ministerio de Industrias Primarias, el Ministerio de Innovación Empresarial y Empleo, el Instituto Nacional de Agua y Atmósfera y el Centro de Investigación de Gases de Efecto Invernadero Agrícola de Nueva Zelanda.
Fuente: Stuff
Autora: Tina Morrison
Foto: Progressive Livestock
Las cadenas de suministro de carne vacuna representan aproximadamente el 6% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), pero en un nuevo informe, Rabobank argumenta que las empresas alimentarias y agrícolas pueden liderar el camino para reducir las emisiones en más del 30% para 2030 .
Se necesita liderazgo para desbloquear las oportunidades presentadas por tecnologías y prácticas de gestión, nuevas y emergentes, como la cría y engorde de ganado, así como el manejo de suelos y pasturas, según el informe escrito por Eva Gocsik, analista de Animal Protein para Rabobank.
Además, las empresas alimentarias y agrícolas de los principales mercados (Europa, América del Norte, Brasil, Argentina y Oceanía) que aprovechan estas tecnologías, pueden transferir las mejores prácticas a cadenas de suministro de carne vacuna menos eficientes.
“Si la acción puede acelerarse a través de desarrollos tecnológicos o incentivos más claros, creemos que las emisiones podrían reducirse en aproximadamente 40% para 2030 en estos mercados importantes”, dijo Gocsik.
“Creemos que las acciones para reducir las emisiones en los principales mercados también tendrán beneficios indirectos en otros mercados de carne vacuna, lo que generará reducciones de alrededor del 5%”, agregó.
Las principales empresas alimentarias y agroindustriales ya están liderando el camino para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la cadena de suministro en la carne vacuna y otras proteínas animales.
Gocsik dijo que los compromisos de las propias compañías para reducir las emisiones de GEI probablemente sean más efectivos que las regulaciones gubernamentales que a menudo pueden conducir a problemas de medición y reporte.
“Para seguir siendo la fuerza impulsora, los enfoques basados en el mercado deberán demostrar avances; de lo contrario, serán reemplazados por la regulación”, dijo.
“También existe la necesidad de un reconocimiento y recompensa explícitos por la reducción de emisiones. Esto no debe verse únicamente en términos de precios más altos; otros beneficios de la reducción de emisiones incluirán ganancias de productividad, una mejor gestión de riesgos, acceso a nuevos mercados y una marca y reputación mejoradas”, sostuvo.
Autor: Erica Shaffer