El gobierno argentino oficializó la suspensión de la exportación de un conjunto de cortes de carne hasta el 31 de diciembre, inclusive, en el marco de un Plan Ganadero, cuyo propósito es “bajar los precios”.
“Suspéndase hasta el 31 de diciembre de 2021 inclusive, la exportación definitiva y/o suspensiva, con destino al exterior del país, de las mercaderías que se detallan en el Anexo”, puntualiza el artículo 1 del texto oficial.
Y según precisa el anexo, la medida establece la suspensión de las exportaciones de las siguientes mercaderías: Reses enteras, medias reses, cuarto delantero con hueso, cuarto trasero con hueso, medias reses incompletas con hueso, asado con o sin hueso, falda, matambre, tapa de asado, cuadrada, paleta y vacío.
A su vez, el artículo 2 establece que las mercaderías no alcanzadas por la suspensión y que están comprendidas en las partidas arancelarias del Mercosur, “podrán exportarse hasta alcanzar un cupo mensual que no podrá superar el 50% del promedio mensual del total de las toneladas exportadas de productos cárnicos por el período julio/diciembre del año 2020”.
Esta parte de la normativa tendrá vigencia hasta el 31 de agosto de 2021, prorrogable hasta el 31 de diciembre de 2021, “tomando en consideración las variaciones en los precios, la producción nacional y/o el abastecimiento del mercado interno”.
Analistas estiman que la reapertura parcial de las exportaciones de carne y la prohibición de vender al exterior cortes “populares” que se comercializan en el mercado interno no disminuirán el ritmo de la suba de precios en los alimentos más que a cortísimo plazo, al tiempo que generará un recorte del ingreso de divisas por cerca de US$ 1.000 millones.
La medida del gobierno parte de la altísima tasa de inflación de los alimentos y de las carnes, que desde noviembre acumulan una suba de 53%, más de 20% que el nivel general en el período, de 30%.
Para los analistas influyó la retracción de la oferta a partir de las medidas de fuerza del sector ante el repentino cierre de las exportaciones.
“La medida puede tener un efecto en el corto plazo sobre los precios internos, pero en un periodo un poco más largo podría tener efectos negativos sobre la producción del sector. Eso revertiría el efecto inicial”, Joaquín Waldman de la consultora Ecolatina, teniendo en cuenta en cuenta el desincentivo a la producción que genera la restricción en un complejo que exportó el año pasado cerca de US$ 3.000 millones.
Joel Lupieri, de la consultora EPyCA, considera que los contingentes vacunos que se exportan no son parte de los preferidos en el mercado doméstico, de modo que al poner los saldos no exportados en la plaza local su impacto será muy limitado en materia de oferta.